La historia de Lola, la maestra gitana @de_infantil y el padre racista

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Profesor de la EASP. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Una clase un colegio.
Una clase un colegio. MANU GARCÍA

¿Qué pueden hacer las escuelas para superar la exclusión, la intolerancia, el racismo y la discriminación? ¿Cómo los docentes y alumnos pueden favorizar la comprensión mutua y el respeto a la dignidad humana? Así empezaba un artículo de la red de escuelas asociadas de la Unesco. Y por ahí va la historia de Lola, una maestra @de_infantil que he encontrado en Twitter y que creo que es necesario leer, para opinar y ayudar al cambio. Y es que es evidente que es importante incrementar los esfuerzos en la lucha contra el racismo y todas las formas de discriminación, y de promover la tolerancia, la inclusión, la unidad y el respeto de la diversidad en favor de la paz y de la cohesión social.

Y aunque en este caso la situación es con una maestra, el Secretariado Gitano denunció y denuncia la discriminación escolar de esta etnia sin referentes académicos y bajas expectativas (lo contrario en este caso). Sabemos que el 64% de los de los niños y niñas gitanas no termina la ESO. La historia es así como Lola nos lo cuenta:

"Cuando eres racista y la maestra de tu hijo es gitana, tienes un conflicto de los grandes. Os cuento en este hilo una de las tutorías más difíciles de mi vida. Clase de 4 años. Un niño susurra moros de mierda, cuando aparece una imagen de una familia paseando por Marruecos. Se me encienden las alarmas. Ocurre algo similar cuando en una foto aparece un niño negro. Tutoría inicial con los padres. Unos 30 años. Vienen los dos. La madre no dice ni una palabra. Les comento la adaptación al centro del peque (es nuevo este año), y les cuento las anécdotas. El padre se ríe. LE HACE GRACIA. A mí no me hace ninguna. Entonces ese señor empieza a soltarme un sermón político que no tiene desperdicio. “Tranquila Lola, respira”. La maestra se come de un bocado a la Lola que en ese momento siente ganas de decirle a ese señor de todo. Su discurso racista me ha revuelto las tripas. Lo reconozco, me siento nerviosa. Incómoda. Tengo dos opciones. O le digo lo que pienso y se acaba la conversación o hago algo al respecto. Respiro. Cuando ha terminado de vomitar su mierda sobre todos los que somos diferentes (pillamos los gitanos también), le hago una pregunta. ¿Qué ocurriría si la maestra de su hijo fuera mora, negra o gitana?

No me digáis que no es la PREGUNTA. El señor me mira, mira a su mujer (que sigue callada) y me dice que es imposible. No pueden llegar a nada. ¿Ha visto usted alguna vez una maestra negra, o mora o gitana? Esos no estudian nada. Bendita mascarilla que ocultas mi cara. Voy procesando la información y a la vez pensando en actuar. Tengo que dar más peso a mi templanza y meterme en un bolsillo toda la rabia que me recorre de arriba abajo. Le pregunto a la madre si está de acuerdo con su marido. Asiente sin mirarme a los ojos. Enciendo la pantalla. Quiero enseñarles algo. Les enseño una foto de mi prima @BeaMCarrillo. Les digo que es diputada y gitana , y le suelto su currículum, así como la que no quiere la cosa. Subiendo la voz “en su lucha contra la violencia de género y racismo”. Luego les muestro la foto de una paella. Con mucha gente. Amplío la foto. Mis primas maestras, mi prima psicóloga, mi primo informático. 18 gitanos con carreras universitarias. Y como ya estaba un poco cansado, termino con mi primo el policía, que antes tenía una furgoneta. El que hace la paella y siempre y le sale buenísima. Se aturden. Se ponen de pie, sin decir palabra. Antes de que se vayan tengo que decirles algo. En estas cuatro paredes se va a trabajar la igualdad, la tolerancia y las diferencias cada día. Siento que no le guste la idea. Y voy a darles otro disgusto. Se trabaja en todas las aulas de este país. Se llama educación en valores. Y un niño que recibe educación en valores en un adulto íntegro que sabe convivir en una sociedad plural. ¿No quiere usted eso para su hijo? Se marchan sin contestarme, no sé si están indignados o confusos.

Llevo siendo maestra 20 años. No es la primera vez que un niño manifiesta un aprendizaje racista. No me pasó muchas veces. Pero siempre, cuando lo había hablado con los padres, lo habían negado o al menos disimulado. Es la primera vez que alguien me defiende el racismo con vehemencia. No soy una experta en el tema para exponer los argumentos que sostienen este cambio. Pero este cambio está ahí. Y es nuestra realidad. Y los docentes tenemos mucho trabajo por delante. Aunque NO SOMOS los únicos… Como podéis imaginar le he dado muchas vueltas a este encuentro. Dudando si hice lo correcto. Si tenía que haberle cortado en la primera frase. Si me tenía que haber callado mis orígenes y decírselo al final del curso, cuando estuvieran contentos con los avances de su hijo. Pero hice lo que me salió. Lo que me hervía en la sangre. Posiblemente en la próxima tutoría, que la habrá, el ambiente sea más complicado. También me preocupa el niño, no nos vamos a engañar. El choque de lo que va aprender en ambos lados le va a pasar factura. Mi padre, que sabéis que tiene mucho arte, dice que a todos nos pone la vida justo lo que necesitamos en cada momento, y que lo mejor es invitarlos a la próxima paella, para que se le pase el miedo, y se lo pase de miedo. Yo seguiré desde mis cuatro paredes, luchando para que haya más maestras de todos los colores posibles…".

BRAVO a Lola por el impresionante hilo. Y de allí salen comentarios como:

@lola_larasa: "Creo que has hecho bien. Dejar que vomite sus argumentos y,cuando está en lo mejor de su salsa que le des un bajón,es interesante.A partir de ahí ya no le queda nada que decir,su miseria ya está dicha y rebatida. Se habrá ido con la sensación de haber perdido y eso es ya un paso". Y le dice Lola: "No fue fácil Lola, nada fácil". Y le contesta: "Por supuesto, estas cosas nunca son fáciles, si lo fueran, ya no se darían. Hace falta gente valiente y mucha educación, la única arma válida. ¡Ánimo y adelante!".

@Pilartriguero1 añade: "No sé si aplaudirte, qué lo mereces, o simplemente decirte que hacen falta muchas más MAESTRAS cómo tú. Los colores, las razas, las creencias y sobretodo el RESPETO siempre enriquece. Qué suerte la de ese alumno que, al menos, te tiene a ti para decir BASTA a la intolerancia".

Comenta @MelliToral: "Ay Lola cuánto queda por hacer y cuanto trabajo tenéis los docentes ahora. Lo he sido desde 1976 hasta 2016 y he luchado con todas mis fuerzas para que no llegáramos a esto pero…al final el mal se instala, se cuelga por rendijas de intolerancia. Gracias".

Y @etnoberrabis dice: "Me da la impresión de que ahí no hay solo racismo, sino machismo. Yo no sé cómo pudiste contenerte, no lo sé. Te admiro, yo puede que no hubiera tenido esa templanza. Qué horror". Y dice Lola: "Me costó. Mucho".

Y cuenta su visión @MpJb5: "Ufff,me hago muchas preguntas,1 ese hombre q vivió en su casa cuando era chico? Es decir su madre ,xq cosas habrá pasado? Y su mujer, otra víctima sin voz ,ni voto, me da pena el niño y la madre,ojalá ese niño haga muchas extraescolares y esté poco tiempo en casa... tú chapeau". 

Y @SanchoSomalo añade: Muy buena reacción. A mí me puede el impulso frente a gentuza así. Es digno de reconocimiento que no le hayas saltado a la yugular con el primer comentario. En el @ceiplopedevega nos vendría de maravilla tener maestras gitanas. Tenemos mucho alumnado pero ningún profe". A lo que Lola responde: "Ojalá lo tengáis pronto. Los referentes son muy importantes".

Y @aroargallardo comenta: "Gracias por enseñar lo verdaderamente importante. Ojalá mi bebé en unos años tenga la oportunidad de contar con una maestra así, que defiende desde el respeto pero con vehemencia y argumentos de peso la importancia de una sociedad plural. Conocimiento y respeto. Gracias".

Y @RosaODS dice: "Hola compañera. Espero de corazón que encuentres apoyo en el equipo directivo y entre los compis del centro. Mucho ánimo, y sigue desempeñando tu trabajo como lo haces. A todos los que soñamos con vivir en un mundo más justo y mejor nos beneficiará. Abrazo fuerte". Y Lola explica: "Sí. Esa es mi suerte. Ellos me animaron a contarlo. Son gente muy luchadora. Soy afortunada".

O @Irf219: "Lo has hecho fenomenal, los únicos que lo están haciendo mal son ellos, pero como dices a mi me preocupa el pequeño, aunque siempre los profes buenos dejan una semilla en su corazón, lo mejor que le ha podido pasar a ese niño es tenerte como su profe".

O @soyEMV: "Qué suerte ha tenido ese peque al dar contigo como profe. Y, como siempre, qué grande el consejo de tu padre. Necesitamos un club de fans del padre de Lola YA".

O @LauraHoBoMix: "Te admiro desde hace muchísimo y estaba silente; hoy no. Has estado SOBERBIA, aunque tal vez demasiado educada, por eso eres una gran maestra. No debemos callar. Un abrazo".

O @andriodel: "Yo creo que no se podía reaccionar mejor. Con templanza y elegancia, pero sin dejar de ponerles ante un espejo. Olé tú. Mi pregunta es, ¿qué hacemos cuando es el profesorado el que es racista? Mi hermana es maestra. Trabaja en un colegio en un pueblo".

O @Shikahgou: "Uf, admiro tu cuajo. Pero diría que les dejaste sin argumentos. Mucho ánimo y a seguir educando en valores entre tus 4 paredes. Pienso que los maestros nos marcan mucho más de lo que pensamos... Ojalá un día veas el fruto de tu esfuerzo".

O @matermona: "Quizás sea lo mejor que puede pasarle a ese niño. Tener la suerte de que su maestra de infantil sea gitana. Para que así pueda empezar a plantearse cosas en su cabecita desde bien pequeño y desarrollar pensamiento crítico...".

O @PaulaMF5: Gracias por tu trabajo y por tu humor y enhorabuena por tu aguante y temple".

Y así podríamos seguir con mensajes y mensajes que valoran el gran trabajo de Lola. Y es que la escuela no es, en absoluto, una burbuja al margen de lo que ocurre en la calle. Por el contrario, es permeable, fiel reflejo de ella, de manera que la discriminación en función del color de piel, de la etnia o la religión ha logrado colarse en las aulas y calar entre alguna parte del alumnado, de sus familias y, también, de los docentes. En este caso la docente nos da una lección para tenerla en nuestro cerebro todos los días. Y os cuento: Yo tengo en mi casa a uno de mis hijos que es además, de un adolescente con gran corazón, gitano.

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