Proceso de oposiciones a Secundaria.
Proceso de oposiciones a Secundaria.

Sábado por la mañana, segunda semana de Junio. Todo aquel que trabaje en Secundaria sabe lo que significan estas fechas. Después de un par de horas organizándome, y con el escritorio rebosante de papeles, me dispongo a meter mil datos en internet.

Intento acceder a las diferentes páginas que la Junta destina a tal efecto, pero no se me permite el acceso. Compruebo varias veces la conexión, apago y enciendo el router, reinicio el ordenador. Nada. Todo parece estar en mi contra. Intento acceder desde el móvil, con idéntico resultado. Finalmente una pantalla me informa de que se ha producido una parada de servicios informáticos por mantenimiento, y que “el servicio se restablecerá tan pronto como finalicen los trabajos”.

Malhumorado, me vuelvo hacia Facebook para descargar mi frustración. Sépase que los docentes tenemos infinitud de grupos para estos menesteres.

Con los dedos en el teclado, dispuesto a relatar mis desventuras, me tropiezo con una publicación que me descoloca. La firma una tal Noelia en un grupo de interinos con el siguiente titular: “Compadezco a los que se examinen con esta chica con vocación de esclavista”.

La publicación muestra la caricatura de una maestra que dice, textualmente, lo siguiente: “Convocada para tribunal este año. Espero ver aspirantes con verdadera vocación de maestros y no maestros con vocación de “funcionarios”. Un maestro/a no está de 9:00 a 14:00 horas y cierra su oficina; un maestro/a continúa su jornada lo que haga falta para mejorar a sus alumnos. ¡Mucha suerte!”.

No sé dónde habrá aprendido nuestra compañera Noelia esa definición de esclavitud que en ningún caso cuadra con la mía. Picado por la curiosidad, decido leer algunos comentarios, supongo que llevado por un cierto espíritu masoquista. Me alegro al ver la coherencia de algunos, pero me sulfuro aún más viendo la actitud de otros muchos. Cuando intento expresar mi opinión redoblo mi enfado al ver que se han bloqueado los comentarios para la publicación. Hecho que nos ha conducido a este artículo que estás leyendo.

Ahora viene la moraleja de la historia. Es muy triste pensar, mientras hay gente trabajando en el campo, en la hostelería, en una mina o que, simplemente, no tiene como ganarse el pan, que dedicarnos a lo que nos gusta es ser esclavos.

No, mis queridos opositores y opositoras, esto no es una oficina con horario de entrada y de salida. Este trabajo, para hacerse bien, exige una dedicación completa. Educar no es sólo meter contenidos en recipientes, ni valorar determinadas competencias, ni siquiera, si me apuran, domesticar a animales salvajes. Educar no es corregir exámenes y ponerles notas, redactar informes, asistir a claustros, reuniones, tutorías… En serio, es otra cosa.

La docencia, al menos para mí, es un trabajo sin descanso que nos exige buscar cada día nuevos caminos, formas diferentes de llegar y sorprender. Es la labor de un jardinero que debe quitar las malas hierbas para poder ver con satisfacción como sus plantas crecen y dan frutos.

Es una pena ver a los maestros y maestras del futuro hablar de nuestra profesión como un trabajo de funcionarios, una jornada con un determinado horario, sueldo y descanso. Después pasa lo que pasa y llegan los fracasos escolares que no se sabe muy bien, o no se quiere saber, como se han producido.

Si opositáis sin vocación, sólo para conseguir un puesto, os pido, de corazón, que busquéis otro camino. O al menos que penséis que de vuestra dedicación va a depender el futuro de todos esos adultos en potencia que pasarán por vuestras manos. Os deseo toda la suerte del mundo para la oposición y para esa “esclavitud” que buscáis a toda costa.

No me queda más que enviar todo mi apoyo a los convocados para los tribunales y agradecer a esa chica, a la que muchos tacháis de esclavista, que haya hablado con tanta sinceridad.

Espero que se encargue de hacer ver a sus opositores que para enseñar no basta sólo con saber, sino que también hay que saber hacer y saber ser, además de ser conscientes de los sacrificios y deberes que conlleva esta bendita esclavitud que hemos escogido.

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