En demasiadas ocasiones, artículos periodísticos que tratan sobre la fauna cometen errores garrafales. Esto, desde mi punto de vista, puede contribuir a que la prensa profesional pierda credibilidad y, por ello, puede ayudar a que el negacionismo de hechos científicos contrastados crezca. Además, especies ya de por sí amenazadas se verán aún más perjudicadas.
Recientemente, un periódico de tirada nacional afirmaba que los caracoles chicos que comemos en Andalucía estaban invadiendo Finlandia. Lo hacía en dos noticias sobre el mismo asunto tituladas: “Preocupa en Finlandia el asedio de los caracoles españoles y se ven obligados a llamar a los profesionales” y “Los expertos de este país piden dejar de lanzar al vecino la dañina plaga viscosa que llega de España”. Y las ilustraba con la misma imagen de este gastronómico gasterópodo. Uno casi podía imaginar a los rubios habitantes del país de los mil lagos venga chupar caracoles. Pero es que el periodista se había hecho un lío con la traducción del finés y confundió las palabras caracol y babosa. No es el “caracol español” el que invade Finlandia, sino de otra especie conocida vulgarmente como la babosa española (Arion vulgaris) que, por lo que parece, no es ni siquiera de origen español. En la publicación original finesa, en la que se basa la española, aparecía una imagen de la babosa que entiendo que nadie había mirado antes de publicar la noticia.
Hace poco, otro portal ilustraba una noticia sobre el quebrantahuesos con una foto de un águila pescadora. La avispa velutina todavía no había llegado a Andalucía, pero los textos de periódicos de nuestra comunidad que la citaban como presente, confundiéndola con el avispón oriental, se han publicado con profusión. Confundir una culebra viperina con una víbora es un error que comete mucha gente. Las segundas, por cierto, no son muy abundantes. Pues bien, hace unos años, el Ayuntamiento de Benahavís reportaba una invasión de víboras en el pueblo y un periódico se hizo eco de este hecho poco verosímil, asegurando además que son invertebradas.
Todo esto sería anecdótico y hasta gracioso, si estos errores, producto no solo de la falta de conocimiento, sino también de la falta de investigación, no fueran muy comunes. Además, con frecuencia también, el tratamiento que se les da a las noticias es alarmista, lo cual es un error añadido y otro peligro para la naturaleza. O peor aún es cuando el texto que se publica es malintencionado—y/o producto de la extrema ignorancia—como los artículos que relatan ataques de buitres a personas; meloncillos que matan vacas; muertes de ganado causadas por perros u otras razones, pero atribuidas al lobo…
Especialmente este último tipo de artículos confunde a la gente, ofrece “argumentos” a quienes no dudarían en acabar con ciertas especies… Por ello, cuando los periodistas escriben sobre fauna, es necesario que hagan una buena investigación previa, ya que, en los tiempos que vivimos, de emergencia climática y de crisis de biodiversidad, estos errores matan.



