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Sergio Díaz, miembro de Podemos Jerez

Como es costumbre antes de unas elecciones europeas todas las formaciones políticas buscan sus alianzas electorales y “el último baila con la fea” o se queda sin bailar. En este contexto de diálogos, como en todos en la vida, uno siempre tiene que ceder de algún lado para poder exigir de otro. Pero tambien, como en cualquier otra conversación de acuerdo, puede ser que por mucho que dialoguemos no lleguemos a ningún acuerdo porque las diferencias son insalvables. Esta es la teoría, ahora vayamos a la práctica.

Por un lado, los grandes partidos que han eclipsado la política nacional y que nos han llevado a la situación de crisis actual, no solo la económica sino tambien la política y social, se presentan solos a las elecciones. De momento no necesitan aliarse con nadie para poder tener escaños en el Parlamento europeo, les basta con la colaboración de sus homólogos de otros países. Aunque, a nadie nos sorprenderia que acabaran presentándose conjuntamente. Total, para obedecer a la señora Merkel...

Por otro lado encontramos a los partidos minoritarios, quienes se aglutinan en distintas coaliciones europeas. En principio el mayor frente de izquierdas (entendiendo “izquierda” como todo lo que esté a la izquierda del PSOE) sería el Partido de la Izquierda Europea (PIE), donde se encuentra Izquierda Unida (IU) y el partido griego Syriza. Por lo tanto todo hace suponer que una plataforma como Podemos, encabezada por Pablo Iglesias y con importante participación de gente de izquierdas, debería entrar en este grupo parlamentario de PIE, o por lo menos ir con IU. Pues sacad de vuestra mente esta idea. Probablemente esto no pase, de momento.

Imaginad la típica viñeta de pasatiempos de Encuentra las 7 diferencias, e imaginad que una imagen fuera un futbolista con la camiseta del Sevilla FC y la otra imagen fuera otra vez un futbolista pero del Xerez Deportivo FC. Pues lo mismo pasa con IU y Podemos. Ambos pasamos por la izquierda al PSOE y buscamos una salida por la izquierda para esta crisis económica (ambos son futbolistas) pero ni somos del mismo equipo, ni jugamos en la misma categoría ni nuestro estilo de juego es el mismo. Primero, de cara a estas elecciones europeas, IU y Podemos dificilmente diluirán su militancia en un mismo seno (no somos del mismo equipo). Segundo, IU tiene un espacio electoral que nosotros no tenemos, ni aspiramos a tener solo ese 15%, porque no queremos ser un partido bisagra o un partido que apoye gobiernos con los socialdemócratas como solución menos mala a algo peor (no jugamos en la misma categoría). Y tercero, Podemos realiza primarias para elegir sus candidatos, cosa que no hace IU (no compartimos estilo de juego). Obviamente cada uno entenderá que es mejor un equipo u otro, una categoría u otra o un estilo de juego u otro. Incluso, hay quien siendo del “equipo” de Podemos cree que hay cosas que mejorar en el estilo de juego, como por ejemplo es mi caso, o viceversa.

Independientemente de estas diferencias, que están explicadas de forma muy sintetizada, compartimos una gran parte del programa político, incluso puede darse el caso de que haya partes en las que IU esté más a nuestra izquierda. Pero al existir esta confrontación de métodos distintos para llevar a cabo el programa político, el acuerdo preelectoral es casi imposible a día de hoy. Si alguien se atreviera a adelantar el desarrollo político entre IU y Podemos probablemente vería como opción más probable la de tener acuerdos parlamentarios para asuntos determinados y no hacernos la guerra entre nosotros. Puede que este sea el futuro de ambas formaciones. Creo que llegaremos a acuerdos en sede parlamentaria, porque coincidiremos posiblemente en muchas cosas, pero no creo que nos atemos a una unión que nos suponga realizar políticas de austeridad “por imperativo legal”.

Si Podemos nace por la necesidad de una regeneración democrática, de un trasvase de poder de arriba hacia abajo y por el desafecto de los ciudadanos al sistema político actual no podemos traicionarnos. Debemos ser tajantes. Si estamos en contra de la corrupción jamás debemos apoyar a un partido salpicado por corrupción. Si estamos en contra de la Troika jamás debemos apoyar a un partido que recorte en presupuestos sociales, ni Educación o Sanidad. No debemos cometer los errores que otros cometieron hace treinta y cinco años. Si le damos la mano al neoliberalismo para negociar acabará comiendonos el brazo.

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