El último monicaco

A este paso pronto seremos como los últimos mohicanos. O los últimos monicacos y, a ese ritmo, en unos 75 años todo habrá terminado. En Cortadura colgará un cartel con la leyenda 'Cerrado por defunción'.

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Cádiz, esta Navidad, en una imagen reciente.
Cádiz, esta Navidad, en una imagen reciente.

Cádiz pierde población lenta e inexorablemente. Año tras año la capital se vacía en un proceso de pérdida de habitantes que parece imparable. En 2007 éramos ciento treinta mil, hoy apenas superamos los ciento diez mil.

Después de Jerez y Algeciras, más pobladas, detrás de Cádiz vienen empujando fuerte La Isla, El Puerto y Chiclana.

A este paso pronto seremos como los últimos mohicanos. O los últimos monicacos y, a ese ritmo, en unos 75 años todo habrá terminado. En Cortadura colgará un cartel con la leyenda 'Cerrado por defunción'.

Dejo al lector las causas de este naufragio demográfico. Seguro que añade otras a las ya consabidas: el exiguo término municipal, la carestía de la vivienda, la pugna de los localismos catetos, la falta de futuro y de inversiones, la fuga de la juventud más preparada…

En cualquier caso, el cálculo me inquieta: cada ocho horas un gaditano o gaditana se va para no volver. Unos a las tranquilas praderas del Mancomunado y otros porque no pueden quedarse. Y se van tal vez mascullando: "Ahí te quedas Cádiz, con toas tus castas pisoteás".

Ello de momento está convirtiendo esto en Carcamalia, una ciudad para jubilatas del uno y del otro confín. Mientras, la vivienda en manos de la especulación y la codicia; y en cuanto al trabajo, conformismo y muchas terrazas 'sur mer'. Pan para hoy y hambre para mañana.

Tanto es así que ya, un poné, el alcalde es de Jerez y vive en Jerez, y viene a Cádiz a trabajar. Como el que va a las colonias.

Nos estamos convirtiendo poquito a poco en una rareza geográfica rodeada de mar, y los pueblos de alrededor nos cantan el gori gori. Y es que la pirámide poblacional de Cádiz posee una forma extraña: más que pirámide parece un panteón poblacional.

Pero es lo que hay. Ahora mismo hay un gaditano o una gaditana cogiendo puerta, aunque el Departamento Municipal de Hipnotismo pague a los medios de comunicación afines para intentar convencernos de que menos es más.

Aquí quedamos los monicacos.

El último que apague la luz.

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