Un pueblo sin miedo

Sí, ya sé que esta consulta del sábado no tiene validez, ni efectos legales, ni es vinculante, pero es una vía de expresión, de participación ciudadana

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

 Manifestación por la República celebrada en Jerez, en una imagen de archivo.
Manifestación por la República celebrada en Jerez, en una imagen de archivo.

Pasado mañana, 14 de mayo, se va a celebrar una consulta popular para que la ciudadanía española pueda pronunciarse sobre si quiere vivir en una monarquía o en una república. Más de 50 asociaciones van a llenar calles y plazas de urnas con el fin de preguntar al pueblo por esta cuestión.

Cuestión que me parece importante para despejar ese mito bobalicón de que república apenas consiste en sustituir un rey por un presidente. Y no, es más, es mucho más. Una república es la que elige desde el último concejal hasta el jefe del Estado. Una república consiste en que no haya ciudadanos de primera, inviolables y favorecidos, y de segunda, sometidos a las leyes comunes. Una república es que no existan familias privilegiadas viviendo a todo trapo porque sí. Una república es un sistema político en el que los cargos no se heredan de padres a hijos. Una república está inspirada en los valores de libertad, igualdad y fraternidad.

Para muchos, entre los que me encuentro, una monarquía no es más que una anomalía democrática.

En las sociedades democráticas el pueblo decide sobre las cuestiones que le conciernen, y estaremos de acuerdo en que la forma de gobierno lo es. Pero la mayoría de los españoles de hoy apenas tuvo oportunidad de votar la Constitución de 1978, que la definía. Solo los nacidos antes de 1960. Después el debate se fue escamoteando entre los pliegues y repliegues de la Transición. En 1978 la Democracia venía en el mismo paquete que la Monarquía. Después nadie nos ha preguntado. Y así, resulta un misterio saber cuántos españoles apoyan hoy día la fórmula republicana. ¿Miedo a abrir el melón?

Sí, ya sé que esta consulta del sábado no tiene validez, ni efectos legales, ni es vinculante, pero es una vía de expresión, de participación ciudadana y un acto democrático sobre nuestro derecho a saber. Esta consulta va más allá de lo simbólico y nos recuerda que se puede preguntar al pueblo sin miedo. La otra opción es meter la cabeza en el agujero, no saberlo y seguir viviendo en la inopia.

Así que votemos y salgamos de dudas. De esa forma podremos decir, entonces sí, que vivimos en una democracia plena.

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