Palabras que parten piedras

Hay que tomar partido por la verdad y no convertirse en vocero de los que ya poseen una voz dominante

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Palabras que parten piedras. Homenaje a víctimas del franquismo, en una imagen de archivo. FORO
Palabras que parten piedras. Homenaje a víctimas del franquismo, en una imagen de archivo. FORO

En una entrevista con el neurocirujano Henry Marsh, que ve cerca su muerte, le preguntan sobre el bel morire. Un buen morir, dice, es lo que te permite mirar atrás y pensar: "Ea, ya he dicho todo lo que tenía que decir".

Quiero pensar que estoy aún lejos de ese adagio de Petrarca, "Un bel morire tutta una vita onora". Creo. Y más que por salud o por edad, porque todavía me queda mucho por decir. Ahora que aprendí a no callarme.

Decía el otro día Nieves Concostrina que es preciso perder el pudor por emplear los términos exactos, que muchas veces nos guardamos con un falso temor a ser maleducados o discordantes. Y no. En un reciente viaje a Jaén, visité el refugio antiaéreo que construyó el Gobierno de la II República para proteger a la población civil de los bombardeos aéreos de la aviación franquista. La guía, una chica amabilísima, se refería a este como 'bando nacional'.

Al final me acerqué a preguntarle por qué usaba lo de 'bando nacional'. Porque así lo entiende mejor la gente, me respondió candorosa. Pero nacionales eran todos los combatientes, mejor sería llamarlos sublevados, golpistas, franquistas o quizá fascistas… le hice ver, es más exacto.

Las palabras no tienen huesos, pero pueden partir las piedras. Llamar a los sublevados franquistas o fascistas no supone una ofensa. Igual que decir que el Opus Dei es una secta. Son términos más exactos y, sin insultar, no hay que tener temor a ofender.

Hay que tomar partido por la verdad y no convertirse en vocero de los que ya poseen una voz dominante.

En esta Andalucía moranquista, en la que vivimos hoy, se hace preciso desarbolar las acrobacias verbales de la derecha. 'Injusticia' es una palabra que cada vez se usa menos, sustituida por un eufemismo suave, 'disfunción'. Como desigualdad es lo que es, y no 'asimetría', como pretenden hacernos decir. La 'paguita' es el subsidio al desvalido, pero cuando lo recibe la Iglesia entonces es 'subvención'. Aún recuerdo cómo la prensa confesional local llamó 'bebederos' a las fuentes públicas que instaló el Ayuntamiento de Kichi por toda la ciudad.

Hay que desenmascarar esas acrobacias verbales y llamar a las cosas por su nombre. Aunque con ello no se hagan muchos amigos.

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