Un milagro medieval

En un país moderno y democrático, la manera menos moderna y democrática de indultar es por motivos religiosos

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Un momento de esta Semana Santa en la ciudad de Cádiz.
Un momento de esta Semana Santa en la ciudad de Cádiz. REYNA

Mientras las iglesias se vacían y los seminarios crían telarañas, el fervor popular crece sin parar. Sólo hay que verlo estos días por las calles de Andalucía. Es admirable la Iglesia: hasta cuando pierde, gana.

Cuando la asistencia a los templos ha caído, las ceremonias católicas, la famosa BBC (bodas, bautizos y comuniones) se han desplomado y las vocaciones religiosas son testimoniales, esa gran multinacional, llamada Iglesia Católica, aumenta sin parar su influencia. La mediática, con sus periódicos y emisoras; la política, con sus poderosos grupos de presión y sus semisectas. Y también el fervor popular, apoyo necesario a las dos anteriores. En Cádiz, donde vivo, las cofradías son un poder fáctico que saca santos a la calle casi todos los días del año.

Como muestra, traigo a esta Mi Esquina, el asunto de los indultos de presos en Semana Santa.

El Gobierno de España, progresista, sigue empeñado en esa tradición polvorienta y medieval. Una medida que vulnera dos principios democráticos. Por un lado, la aconfesionalidad del Estado: ¿dónde está la línea que separa la creencia de la obligada neutralidad religiosa?

Por otro, teniendo en cuenta que son las cofradías quienes proponen el indulto de esos reclusos y reclusas, ¿dónde está el principio de igualdad sin distintivo de sus creencias religiosas?

Una persona atea, musulmana o sintoísta, está en desventaja jurídica frente a una católica.

El Gobierno ofrece munición a los ritos religiosos de la Iglesia con un preso, para que lo salve la mano graciosa de un cristo. ¡Es la mano del cristo, un milagro! Una procesión “con preso” parece que tiene más categoría.

Y sigue la fiesta, sangre, puñales, saetas, lágrimas, sufrimiento, lutos, niños vestidos de legionarios, legionarios vestidos de opereta bélica haciendo piruetas circenses… y los indultos. Dicen que es una tradición. A la gente debe gustarle el polvo, de lo contrario no habría tantas tradiciones.

Este año habrá seis indultos “milagrosos”, la mitad en Andalucía: Málaga, Sevilla y Granada.

Al Gobierno no lo obliga ninguna ley, sólo intenta agradar a los sectores más conservadores, esos que nunca se dan por satisfechos.

Y claro que se puede indultar. Es un acto de grandeza. Pero en un país moderno y democrático, la manera menos moderna y democrática de indultar es por motivos religiosos.

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