Mi Europa

Imaginamos una Europa formando un todo cohesionado para compartir valores, actitudes y aspiraciones

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Una imagen de Europa iluminada.
Una imagen de Europa iluminada.

Me avergüenza vivir en Europa en esta época. En esta Europa que tanto prometía, la Europa de Willy Brandt, de Olof Palme, de Delors… El dios de la política está abandonando a los socialistas europeos, o lo que es lo mismo, el sentido europeo abandona a Europa.

Desde hace un cuarto de siglo, el baricentro de Europa ha cambiado de lugar, el delicado sistema de pesas y contrapesas de los poderes políticos se ha descalibrado, los movimientos populistas pesan cada vez más. El todo vale, el pensamiento facilón, la pérdida de la conciencia de clase, el nacionalismo porque sí, tomado todo ello del catecismo del trumpismo bárbaro e ignorante, es lo que está de moda ahora.

El AfD en Alemania, Meloni y su FdI en Italia o Vox aquí en España son caras de un mismo prisma, que conforma un retrato político, con un sustrato antiambientalista y trato xenófobo.

Una guerra en suelo Europeo. ¿Quién nos lo iba a decir? Sin embargo, cualquier argumentación es desechada con el ‘todo vale’.

Imaginamos una Europa formando un todo cohesionado para compartir valores, actitudes y aspiraciones. Anhelando una civilizada continuidad de la cultura.

Y mientras, nosotros, pobres ilusos, lamiéndonos nuestras propias decepciones, vamos echando las culpas al populismo, a una derecha cada vez más insolente, a los posfascistas e incluso a que “el pueblo no sabe votar”.

No sé si volverá esa vieja Europa, espejo de cultura y civilización, desde Cádiz a Trieste y de Atenas a Oslo. Ignoro si existirá, pero lo que mueve hoy a Europa es el nacionalismo chusquero, y su ofensivo chauvinismo, la raza, un fraude basado en el prejuicio, y el patriotismo en estado salvaje. Llegará el día en que estos conceptos serán tan primitivos como las guerras dinásticas o el derecho divino de los reyes. El sentido común los convertirá en pasatiempos para anticuarios, como el polvoriento escaparate de un taxidermista. Confiemos en ello.

Europa es la cuna de la democracia, su ojito derecho, y ya vamos viendo que en democracia se pueden perder unas elecciones, pero en unas elecciones no se puede perder la democracia.

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