Turistas en Cádiz, en una imagen reciente.
Turistas en Cádiz, en una imagen reciente.

Que no, que no, que la crítica no es al turista. Todos somos turistas alguna vez, gente de economía moderada, somos turistas normalitos y del montón, no veraneamos en el Lago di Como o en una villa en la Côte d’Azur, no. Pero tenemos el derecho a ser turistas y a masificar, que en la meseta hace mucho calor en agosto.

Lo malo es la gestión que se hace de todo ello. Por un lado, los poderes públicos. Hace unas semanas lo dije aquí mismo: cuando empiecen a desfilar las maletas con ruedecitas hacia sus lugares de origen, aquí habrá restricciones de agua. Pues bien, todavía faltan unos días y ya se ha cortado el suministro de las duchas de la playa. Es el primer paso de los indígenas pagando los excesos del turismo. Que el indígena vota aquí, y el turista ni lo sé ni me importa.

Una tasa turística “solidaria y justa” ayudaría a suavizar problemas derivados de la masificación. Una mínima cantidad que no afectaría al bolsillo del turista, quien bastante tiene con pagar 16 euros por una caballa en el Paseo Marítimo.

Por otro lado, está el modelo desarrollista y hortera, made in PP, que linda con la codicia de los empresarios. Ahora se anuncia a bombo y platillo la construcción de una torre de veinte plantas en terrenos de Tabacalera, por el grupo promotor apoyado por morancos, toreros, futbolistas y famosillos de Canal Sur. Pura especulación.

Pobre turista mirando la factura de la caballa, que por ese precio debía ser una caballa con estudios superiores, o vigilando si el grifo gotea, mientras que los 109 campos de golf andaluces gastan el agua correspondiente a un millón de personas. Eso por no hablar de los regantes de Doñana. Tanto los del golf como los regantes con sus frutos rojos deben pensar que esto es Escocia.

Pero no, es la codicia.

Decir que los empresarios crean riqueza, supone aceptar que son los jardineros los que hacen la fotosíntesis. Los empresarios, queridas niñas y niños, no crean riqueza: se quedan con la riqueza. Por eso son ricos.

Hace unos días leí que los hosteleros de la Comunidad Valenciana han pedido que se retrase dos semanas el comienzo del curso escolar en septiembre. Para prolongar la temporada alta, dicen.

Mejor cerrar los colegios para siempre y todo el mundo a las terrazas de los bares.

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