Papeletas en un colegio electoral de Cádiz.
Papeletas en un colegio electoral de Cádiz. GERMÁN MESA

No, el resultado de las elecciones del domingo no está escrito. No estamos todavía condenados a un gobierno reaccionario, aún hay opciones para la coalición progresista. Depende de ti y de mí que nos sacudamos el polvo del fatalismo y vayamos a votar. No todo está perdido: la derecha y la ultraderecha no van a ganar.

No pretendo insuflar en estas líneas un falso optimismo: lo creo de verdad.

Léelo bien, lo pongo por escrito para que el lunes me digáis que llevaba razón.

Hace pocos años miraba con ojos como platos cómo la gente votaba a Trump, aquel miserable multimillonario, egoísta y embustero, para que gobernara el país más poderoso de la Tierra ¿Qué los atraía de él? ¿Qué vieron en Bolsonaro, un ridículo visionario lunático, aún más embustero? ¿Qué hace que los italianos, pueblo sabio y antiguo, voten a alguien como Meloni?

La gente se molesta en ir a votar a quien los va a perjudicar, los pobres apoyan a los responsables de su pobreza. ¿Es que no hay entre esos votantes ninguno con un hijo homosexual? ¿Toda esa gente que vota a la derecha descerebrada y faltona tiene un trabajo estable y bien remunerado? ¿Entre ellos no hay ningún jubilado con una pensión de mierda?

Parece que la gente adora que haya censura en la cultura. A los votantes les gustan estos tipos que se oponen a la subida del Salario Mínimo Interprofesional, mientras ellos saquean las arcas del Estado. Gente ruin que ataca los derechos de las mujeres, que rechaza medidas ecológicas, anteponiendo la codicia, para dejar a nuestros hijos un mundo muy parecido al cubo de la basura. A los trabajadores debe gustarles que se recorten sus derechos, y a los demócratas que se menoscabe la misma democracia. Masocas.

A la gente le agrada lo frívolo y lo simple, cuando no lo directamente falso.

Tenemos una nueva oportunidad este 23J. Vamos a librarnos de esos tipejos sinvergüenzas, hipócritas y ladrones. El domingo vamos a recuperar la dignidad como pueblo y la sonrisa de la libertad. Que nuestros descendientes no se lleven las manos a la cabeza: ¿en qué estaban pensando estos?

Pero antes hay que ir a votar, para que nuestra sociedad y nuestro tiempo no nos avergüence.

Veréis como sí. Acordaos de mí el lunes.

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