El calcetín de Buñuel

La propina no pretende cambiar nada, solo es un parche con un halo falsuno de bondad

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Ayuso durante su visita a Jerez para la campaña del PP.
Ayuso durante su visita a Jerez para la campaña del PP. MANU GARCÍA

El cineasta Luis Buñuel, inventor de disparates, bromista, aracnofóbico y con fama de hipnotizador, tenía sin embargo una fe inconmovible en los derechos laborales.

Se cuenta que en el rodaje de Viridiana (1961), uno de los mendigos que salía era un mendigo auténtico, al que dejaban dormir en los estudios. Un día, Buñuel se enteró de que el mendigo auténtico cobraba tres veces menos que los demás figurantes, y eso no podía tolerarlo. Se enfadó y se fue a hablar con los productores. Éstos le propusieron que al final del rodaje se haría una colecta para él. Buñuel se cabreó aún más y dijo que un trabajo jamás se podía pagar con una limosna, y exigió que el mendigo cobrara como los demás.

Traigo aquí esta anécdota buñuelesca a cuenta de la propuesta de Díaz Ayuso: hay que dejar propina para que los empleados “puedan cumplir sus pequeñas ilusiones”.

Dejando aparte lo que supone una inducción a la economía sumergida y al dinero negro, no hay que olvidar el paternalismo baboso de la sugerencia ayusesca. La propuesta no es sino esa forma de caridad que dice: “Me da pena esta chica y su mierda de trabajo, así que le voy a dar estas monedillas”.

Igual que el aguinaldo navideño, otra forma de caridad, que ha pasado a la historia. El “¡Bote!”, “¡Gracias!” tampoco se oyen tras la barra de un bar. Ya parecen cosas de tiempos pasados, de película española en blanco y negro, con tipos menesterosos, mal afeitados y peor comidos. Gente con oficios infames. Ya no existen limpiabotas o acomodadores en los cines lampando por unas monedas.

Pero sí existe Ayuso. Y empleadores del tipo: “Son 12 horas semanales, tú te pagas el autónomo y las propinas a medias”. “¿12 horas? “Sí, 12 horas, media jornada”.

La propina —y la propina es caridad— no pretende cambiar nada, solo es un parche con un halo falsuno de bondad. Cambiar las cosas supone luchar por la dignidad laboral, o sea, cobrar dignamente sin necesidad de propinas.

Decía Buñuel que la caridad era como encontrarte en la sopa el calcetín negro y sucio de un jesuita. Pues con las propinas madrileñas de Ayuso imagina qué puedes encontrarte en el colacao.

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