Imagen de la película 'Argentina, 1985'.
Imagen de la película 'Argentina, 1985'.

Ves 'Argentina, 1985' y asistes a una lección de dignidad. En 140 minutos se narra el juicio a la Junta Militar responsable de la dictadura, entre 1976 y 1984, que tantas lágrimas y tanta sangre derramó. No es solo una "peli de juicios", es -como decía- una lección de dignidad.

Al juicio aquel se le pueden poner toda clase de objeciones, pero lo cierto es que la cúpula de la Junta Militar, incluido el presidente Videla, fue procesada, se sentó en el banquillo, fue condenada y pisó la cárcel. Ellos alegaban que la Patria -oh, siempre la Patria- estaba en peligro y la salvaron. Aunque los métodos que usaron para salvarla fueron el secuestro, la tortura y el asesinato.

A cambio, ellos tuvieron un juicio justo. Sus víctimas, no.

Mientras, buena parte de la sociedad, no solo la clase dirigente, negaba lo sucedido e incluso lo justificaba.

Resulta inevitable la comparación de 'Argentina, 1985' con lo sucedido en España, donde también hubo una dictadura, más duradera y, si cabe, más sanguinaria.

Pero aquí ni un solo dirigente de la dictadura fue juzgado. Por contra, se les premió con títulos nobiliarios, se rotularon calles con sus nombres, se erigieron estatuas suyas en las plazas, se enriquecieron y no devolvieron nada de los bienes arrebatados a los 'rojos' y sus familias por la Ley de Incautaciones, que no era sino un vulgar robo. Y alentaron una sociedad sobre la base moral de que no todas las vidas valían igual ni todas las víctimas merecían el mismo respeto.

Las dictaduras son todas iguales, pero se diferencian en lo que viene después. En Argentina se juzgó a sus máximos responsables. Aquí, la Santa Transición les pasó la mano por el lomo. Tanto, que aún hoy tenemos a Queipo, un personaje atroz, enterrado a los pies de la Macarena, mientras la Cofradía se hace la remolona para sacarlo. O que aún exista una fundación con el nombre del más alto mandamás golpista, Franco, que ha recibido subvenciones públicas hasta anteayer.

Y no vale decir que la Transición estuvo mediatizada por los militares. En Argentina, el ejército tiene un papel más vigoroso que aquí y se juzgó a los golpistas.

El poder, el poder de verdad, utiliza siempre el miedo.

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído