Vacas pastando junto al Guadalete. Al fondo, la antigua azucarera de El Portal, en una imagen de archivo. FOTO: JUAN CARLOS TORO
Vacas pastando junto al Guadalete. Al fondo, la antigua azucarera de El Portal, en una imagen de archivo. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Estos días se han estado celebrando a través de diferentes mesas temáticas un proceso participativo  para el diseño de la Estrategia de Desarrollo Local para el  nuevo marco 2014-2020, que está desarrollando el GDR Campiña Jerez. Dicha EDL optará a unos 8 millones de euros de ayudas europeas para proyectos en el territorio.

Cierto es que ni la premura, ni la época en la que se celebra el proceso, al toque de queda de la Consejería de Agricultura impone —pues en octubre, ha de estar culminado el proceso participativo— invitan a la participación. Aún así, han asistido muchas personas a las mismas, aunque se ha echado de menos a otras tantas. Sin duda es interesante ver reunidos a diversos agentes sociales como empresas, asociaciones, alcaldes pedáneos, delegados de barriadas, vecinos de la zona rural en general, y demás particulares,  poniendo en común las debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas  —sí, otro DAFO— de nuestro entorno y esbozando ideas para futuros proyectos. En definitiva, sembrando semillas que germinen progreso a nuestra comarca.

Eché en falta a miembros de la corporación municipal en estas mesas, no tanto por las ideas que pudieran aportar —que seguro que son muchas e interesantísimas— sino por la oportunidad escuchar en estas mesas sectoriales de primera mano a la gente que vive o desarrolla su actividad empresarial en la campiña. Más que nada para que sean consciente que los procesos participativos hace tiempo que se inventaron y que en la zona rural se vienen implantando para decidir donde van los fondos europeos (Leader), que en lugar de mesas de 'expertos' congregados a dedo hay mesas abiertas en las que se invitan a todos y todos tienen voz, discuten, consensúan y no luchan por portar la pancarta del defensor de la ruralidad a ultranza. También eché de menos a técnicos de algunas áreas del ayuntamiento que deberían estar ahí escuchando y aportando el conocimiento técnico del que disponen —cómo si lo hicieron desde el Delegación municipal de Turismo en la mesa sobre éste área—.

Pese a esa carencia —pues muchos ni están, ni se les espera, tengan las siglas que tengan—, siempre es un chute de optimismo ver a la gente participando, convencidas de la necesidad y de la oportunidad de decidir en qué se debe priorizar la inversión en la campiña de Jerez. Porque pese a que siempre es más fácil ver las vacas desnutridas y rodeadas de moscas con las ubres secas de tanto exprimirlas, en este proceso participativo se nos motiva a encontrar esa vaca púrpura —de la que habla el gurú del marketing Seth Godin— que deja la boca abierta al que por allí pasa. Y en la comarca de Jerez tenemos vacas púrpuras por todos lados: enterradas en Asta Regia, olvidadas en el Río Guadalete, pendientes que le regularicen el establo... y otras muchas más que andan sueltas esperándote.

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