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Yo he conocido tu otro lado. El de la gente humilde y trabajadora que madruga cada mañana para ganarse un sustento a golpe de sudor y esfuerzo.

Seguro que no eres la más bonita del mundo. No tienes una plaza de España con barcas, ni Retiros, ni fachadas de Gaudí… ni tu playa se llama Malvarrosa. Tus barrios no son góticos, ni romanos… no tienes señas de identidad atractivas para el turismo, ese que, a pesar de tu mala fama, no duda en pasearse todos los veranos por tus calles, o en cruzar la verja, o en jugar al golf en Sotogrande.

Sabes, La Línea, que tan solo con nombrarte los puritanos se santiguan, los decentes escupen a un lado con desprecio y los que nunca hacen nada malo (al menos a ojos de la gente) fruncen el ceño y levantan el dedo acusador contra ti, mala entre las malas, llamándote ramera trasnochada y delincuente.

Yo he conocido tu otro lado. El de la gente humilde y trabajadora que madruga cada mañana para ganarse un sustento a golpe de sudor y esfuerzo. El de la gente que disfruta de los pequeños momentos que un grupo de malnacidos se empeña en ensuciar con lanchas y motocicletas a la huida. Yo he conocido otro lado, que se asoma a la playa para ver el sol besar las olas al atardecer, y que vive la vida con pasión, como solo el linense es capaz de vivirla, consciente de que la ignorancia y los prejuicios te abandonan en el rincón de un olvido injusto, mientras poblaciones vecinas visten las sedas que debieran ser tuyas.

Yo he conocido tu otro lado, La Línea. Y cuanto más te conozco más me convenzo de que mereces algo mejor que tres políticos acojonados y cuatro narcos de mierda, sacando pecho y BMW blancos por las calles, mostrando el empoderamiento al que los han llevado el miedo, la indecisión y vaya usted a saber qué otras ventajas inconfesables que guardan en sus cajones la clase política de la zona.

No he conocido a Víctor, policía fallecido ayer. Pero sé que era marido, padre y compañero. Sé que era algecireño y dio su vida por La Línea. Pero la dio por esos que merecen la pena. Por esos que cada mañana luchan por levantar una ciudad cansada de las bravuconadas de unos y la desidia de los otros.

Échate a la calle, La Línea. Échate de una vez, que te están matando… que están acabando con los tuyos, con tu esperanza de un futuro mejor. Grita fuerte… échalos fuera de una vez. No te merecen, no los mereces. Ellos no son La Línea.

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