Elecciones y Euskal Herria

Finalmente, ganó las elecciones el PNV/EAJ, que ha establecido un concepto de la permanencia en las instituciones de gobierno

Una confitería del centro de Bilbao.
Una confitería del centro de Bilbao.

La contaminación del Ulla destruye la Ría de Arousa. No hay tregua en la cadena de actos destructivos contra la vida humana en el Planeta, pero Planeta es una palabra que aleja nuestra realidad de la realidad; Planeta es una palabra que no nos identifica con el lugar donde vivimos. El mar de plástico en Murcia no es mucho mejor y el Mediterráneo, visto como una inmensa cloaca, no es ninguna frase apocalíptica. Cloaca a la vez que gigantesco cementerio. Todo lo resolvemos con la lengua. Según venga la mano, así serán las expresiones. Hay una lista de frases hechas y pasadas de moda que resultan estomagantes; tantas veces repetidas y que sí significan algo: que quien las pronuncia vive en el pasado, en una época desconocida para toda la-generación-de-los-ocho-segundos, a la que no solo se pertenece por edad sino por realidad, la que palpita. Noche de infarto, escuchaba ayer durante una retransmisión sin contenidos de las elecciones al Parlamento Vasco, porque recién se habían cerrado las urnas y la nada había tomado la forma de unas prospecciones. No solo ciertos estratos de la política, también desde el periodismo, se usa un lenguaje viejuno para aviejar la realidad. Fuera la repetición en bucle de la palabra horquilla, una forma como otra cualquiera de excluir a cantidad de personas, a quienes esa palabra expulsa, fuera la expresión noche de infarto o la ingeniosa afirmación de bipartidismo-a-la-vasca.

En la política, como en el periodismo, están las antiguallas en la vitrina del salón de madera lacada muy oscura llena de retratos de familia, figuritas de bodas y bautizos como canto general de las emociones domésticas y tacitas cursis para té o café que nunca se usan porque, en realidad, visiteo siempre hubo poco. Están esas antiguallas con sitios comunes de la lengua, esa repetición envarada de expresiones que no se modernizan nunca y que insisten en mantener viva una realidad ya pasada. La creación performativa de la realidad a través de la lengua es un hecho, aunque sea complejo, que usamos todos aun sin saberlo. A mí me da grima escuchar, a políticos o a periodistas, determinadas expresiones, porque muestran su anquilosamiento y su pasado. No, no desprecio el pasado, todo lo contrario, desprecio el aroma agrio de ese pasado que fue rancio siempre.

Finalmente, ganó las elecciones el PNV/EAJ, que ha establecido un concepto de la permanencia en las instituciones de gobierno. Décadas y décadas, con la excepción de Patxi López, del PSE/PSOE; a Ramón Rubial le corresponde otra categoría. Ganó, pero su victoria es pírrica y su declive evidente. Y su declive tiene su origen en el empuje permanente y constante de EH Bildu, que aporta a la vida social y política el futuro. Una sociedad que quiera mantenerse sana tiene que mirar al futuro, un concepto que está en la raíz del Fuero Viejo vizcaíno. Se elegían dos junteros a la vez, uno viejo y uno joven, con un solo voto que debían discutir entre ellos. Estos serían la tradición y la linterna en la preciosa descripción de Bernard Show: el hombre sensato la usa para alumbrar el camino, el idiota se abraza a ella, llena de temor, y no lo alumbra (o algo muy parecido). 

EH Bildu lleva la linterna del hombre sensato, se esté o no de acuerdo con Bildu, porque se edifica sobre la tradición rotundamente y mira al futuro igual de rotundamente. Ese es el mensaje para una sociedad, la vasca, con toda su tecnología, su nivel de formación y de renta, y su historia del espanto. Una sociedad necesita comprender que la movilidad hacia el futuro es posible. Luego vamos a definir qué es futuro, cómo es el futuro y cómo llegar a ese futuro. En otros territorios de España puede que no se comprenda, quizá porque cada sociedad tiene su propia historia de vecinos y realidades cotidianas. Es desde ahí desde donde se construye la performance de las naciones, las patrias, etc. Un ejemplo, el peronismo argentino define a la patria como el otro.

El PNV/EAJ es un partido de la tradición y para la tradición. Católico. Yo creo que muchas personas todavía no materializan que el Día de la Patria Vasca, Aberri Eguna, la celebración institucional de Euskadi, se celebra el Domingo de Resurrección del Señor, en un acto concreto de liturgia católica asumida por la institucionalidad política. Que la Ikurriña lleva dos cruces, una verde y una blanca. Que el propio PNV se conduce como una comunidad monástica con actos de modernidad como el matrimonio igualitario o su discreto silencio tabuizador sobre el aborto, al mismo tiempo que se opuso a la reforma laboral. También en esto, al PNV se lo puede considerar un partido de derecha liberal europea. Quizá el mayor énfasis de futuro del PNV sea la gestión, gestionar bien. Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, se ha convertido, sin embargo, en su vía crucis, junto a la gestión y las interioridades de la Ertzaintza, la Policía Vasca. No es solo la cuestión nacional lo que mueve a la sociedad vasca a votar de una u otra forma, es la gestión y la thatcherización que se intenta aclimatar en Euskadi desde el PNV/EAJ.

Sin bola de cristal va a ser complicado hablar del futuro. Resulta predecible, es cierto, que PNV/EAJ volverá a firmar un pacto de gobierno con el PSE-PSOE. Las derechas estatales parece que seguirán en la irrelevancia, porque la derecha vasca es el PNV. Las izquierdas estatales seguirán en la irrelevancia, a salvo de la consideración que se le adjudique al PSE. La izquierda en Euskadi es abertzale. EH Bildu no tiene prisa. Su implantación social es sólida y transversal, lo que añade mayor solidez. Para las izquierdas estatales podría ser de interés ver qué ocurre en Euskadi, en Catalunya, en Galiza, y comprender que la implantación desde Madrid no ha dado resultados y es una energía sin resultados.

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