Hay mucho de atávico y viejo en la vuelta al fascismo. Y me parece sinceramente que la vuelta del fascismo es el auge de Vox y de ciertos mensajes oportunistas de la derecha española, PP y Cs. Son mensajes sencillos dirigidos directamente al cerebro de reptil que aún nos gobierna en la sombra. Un corpus de ideas-sentimientos que encastran perfectamente con las convicciones firmemente asentadas en la zona irreflexiva del comportamiento…
Es sencillo: la tribu está formada por gente reconocible que vive dentro de fronteras inviolables. Que existen símbolos y comportamientos para reconocerse unos a otros dentro de la tribu. Que las fronteras se defienden contra los extraños, porque los extraños no son sujetos de derechos, y nuestros derechos se acaban en las fronteras. Los extraños son enemigos y su simple existencia nos aglutina a nosotros como tribu reconocible. Interesa visibilizar a los extraños porque así afirmamos nuestra identidad tribal. Los de la tribu somos católicos y seguimos sus dogmas y obediencias porque esa es la tradición ancestral del buen español. Los hombres españoles que se casan con mujeres y otra cosa no es posible… y si hay desviaciones, se destierra socialmente al desviado. Siempre han habido ricos y pobres, es lo que hay; otro orden social no es posible.
Es fascismo la uniformidad y el pensamiento único y excluyente… esto no es la derecha ni la izquierda, esto es el fascismo con cara de siglo XXI. Es lo que destruye la delgada capa de civilización que construimos con tremendos esfuerzos después de cada retroceso histórico.
Pero, en contra del mensaje fascista de Vox, más allá de las fronteras tribales-nacionales hay seres tan humanos como los de dentro, porque al final sólo hay una gran tribu, digan los fascistas lo que digan. Y en las sociedades hay hombres y mujeres que aman a otros hombres y otras mujeres, en cualquier combinación… y siguen siendo seres humanos con todo derecho a vivir su vida en su propio país, sin ser mirados con desprecio. Y los seres humanos son valiosos, sean mujeres u hombres… y desandar esa conquista de la mujer, que ha llevado milenios de lucha, como apuntan los fascistas del siglo XXI, es un crimen, y los que lo insinúan, unos criminales.
En la democracia formal que hemos apañado aquí, en España, se puede defender cualquier cosa… pero debemos reservarnos el derecho a ser beligerantes (al menos con las palabras) contra los valores inviolables que la civilización ha conquistado. Y esos valores inviolables están en peligro si esta piara de fascistas toca poder.
El fascismo del siglo XXI es la vuelta al mensaje sencillo, directo y sin complejos, dirigido al hígado. Es un mensaje que no necesita reflexión, sólo hay que repetirlo en la barra del bar a todas horas, y si se hace a gritos, mejor. Es el mensaje que repite el cuñao de turno aprovechando la prudencia del resto de la familia que no quiere estropear la reunión…
Es la vuelta a la simpleza de una tribu obligadamente uniforme y brutalmente excluyente. El fascismo es el fracaso de la civilización.
Comentarios