Horst Lorenz Seehofer,  ministro federal del Interior de Alemania.
Horst Lorenz Seehofer, ministro federal del Interior de Alemania.

El terror de ultraderecha mostrado en Hanau, cerca de Frankfurt, con diez asesinatos y el suicidio del terrorista, ha hecho cambiar de opinión al señor Seehofer, ministro federal del Interior alemán, que donde dijo que la inmigración era la madre de todos los males, diga que la mayor amenaza contra la seguridad interior en Alemania es el terror de extrema derecha. Y sin embargo el número de islamistas vigilados (casi 700) por la autoridad de defensa del orden constitucional es mayor que el número de ultraderechistas (cerca 350). Lo que no se debería perder de vista es que el discurso demonizador contra inmigrantes y diferentes ha sembrado el campo de la ultraderecha durante años.

En medio del terror ultraderechista contra personas migrantes, en realidad toda la Humanidad, unas elecciones en Thüringen y las de hoy en Hamburgo. O pongamos unas elecciones en Andalucía, otras en Murcia o en Madrid, y ahora unas en Galicia.

Con demasiada rapidez, yo el primero, apelamos a la memoria y a la lealtad democrática de las derechas alemanas. Enseguida firmé un artículo en el que confiaba que las derechas democráticas alemanas, las hermanas CDU/CSU, sabrían respetar su tradición, su cultura y su lealtad democrática. Me equivoqué, nos equivocamos todos. Ahora ha empezado ya el trabalenguas para tratar de sacar provecho electoral de unas elecciones claramente perdidas por la derecha. Primero perdieron las elecciones legislativas en Thüringen en octubre, luego perdieron su lealtad democrática al votar junto a la ultraderechista AfD a un presidente de gobierno de paja. Entonces llegó la escandalizada señora Merkel ante el disparate de formar gobierno con los ultraderechistas. Inmediatamente, la caída de la presidenta del partido y el caos en la CDU. Después, todas las intrigas palaciegas de camino a la elección de un nuevo presidente del partido: ya no se desean más mujeres en la cumbre. La rivalidad entre la CDU y la CSU no podía faltar en momento tan a propósito, y el actual presidente de Baviera, Söder, mueve los hilos y las influencias para ser el nuevo candidato a canciller federal.

Los candidatos en la CDU eran tres y el cuarto, Norbert Röttgen, ha llegado tratando de hacerse sitio, para lo cual ha acudido hoy al programa de Anne Will, en la primera cadena pública, y para seguir con el trabalenguas. En primer lugar situando a la AfD al mismo nivel exactamente que a Die Linke, algo que le ha afeado la propia Anne Will, nada sospechosa de postcomunista, por el maniqueísmo que supone. Para lo que no tenía respuesta la CDU es por qué impidió el pacto para que gobernara, con el apoyo de Die Linke, una candidata de la propia CDU durante 70 días que servirían para convocar nuevas elecciones legislativas. No, la CDU declinó esa oferta porque quería gobernar durante un año entero y gracias a Die Linke, la izquierda postcomunista. Los argumentos de Röttgen son verdaderamente peregrinos. Acusa a Die Linke de querer gobernar sin tener los votos, pero es la CDU la que no tiene los votos y por eso se unió, inmoralmente y en contra de sus propias normas, a la ultraderecha. Se niega también a ceder cuatro votos a Die Linke y además votaría en contra en las tres votaciones. De manera que ante la elección del anterior presidente, Ramelow, todos quedan inquietos. Esto son las derechas y el bloqueo cuando no pueden gobernar.

La CDU se ha vuelto muy española, podría decirse, y ya solo le basta con pedir un perdón santurrón equivalente a reconocer que cometieron un error al nombrar a un presidente junto a la AfD. De restaurar el daño causado, ni pensarlo. Y la posible candidata de la CDU, al observar los planes innobles de su propio partido, renuncia a ser siquiera candidata.

Ahora le ha dado a alguien en la CDU un ataque de puritanismo-rasga-vestiduras contra Die Linke, partido contra el que redoblan sus acusaciones de ser la reencarnación de la DDR, y sigue prohibido recordar que hubo funcionarios y ministros que habían pertenecido al partido nazi en el gobierno federal de Adenauer. Cabe recordar que las acusaciones parecen excesivas si tenemos en cuenta que el SPD, desde hace décadas, ha formado gobiernos en el Este de Alemania con Die Linke, así como Los Verdes.

Las derechas están rabiosas porque ven un cambio de ciclo hacia las izquierdas y socialdemocracias clásicas o verdes. Especialmente Los Verdes parecen afianzarse en este nuevo ciclo, por cierto como Die Linke. Acaban, hoy mismo, de celebrarse las elecciones en Hamburgo, Ciudad-Estado, y la CDU ha tenido un nuevo descalabro con una pérdida del 4,7% que la sitúa en la tercera posición; la AfD ha perdido a penas un 0.8%.

El proceso de las derechas, españolas o alemanas, parece moverse por las mismas coordenadas: desorientación, deriva, falta de rumbo y de dirección. Consecuencia: entregarse a su ultra antes que a la democracia.

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