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Cada vez parece más costoso hacer que cualquiera quiera leer un texto de más de cuatro líneas en internet, siempre en la búsqueda de algo breve, conciso y sencillito de leer.

Desde que internet y las redes sociales pasaron a formar parte de nuestras vidas, demasiadas cosas han cambiado, incluso la manera que tenemos de informarnos. El timeline de Twitter o el muro de Facebook se han convertido en vías alternativas para tener acceso a la información de diversos medios de forma directa, sencilla y desde una única dirección web, sin la necesidad de hacer búsquedas complejas. A priori, esta opción puede parecer ventajosa, y de hecho lo es en algunos aspectos. Aunque, como en todo, una serie de desventajas enturbian esta innovación.

En primer lugar, esta tendencia ha favorecido el surgimiento de portales web que, tomando la apariencia de medios de comunicación serios, publican noticias plagiadas de otros medios, hacen uso de informaciones falsas o de dudosa fuente y, en definitiva, se pasan el rigor periodístico por donde amargan los pepinos. Estas webs oportunistas campan a sus anchas por las redes sociales y emplean titulares morbosos e impactantes acompañados de imágenes llamativas para así llamar la atención de los internautas y conseguir que hagan clic en sus enlaces, que siempre suelen llevar a un absurdo texto disfrazado de noticia, casi siempre falso y redactado con horrorosas faltas de ortografía, que poco o nada tiene que ver con el respectivo titular o la imagen empleada. Esta trampa virtual tiene su propio nombre en la jerga de internet: clickbait. El término se traduce literalmente como clics cebo. La función de estos enlaces fraudulentos es conseguir visitas y generar ingresos mediante publicidad invasiva e incluso en algunos casos, exponer a nuestras redes sociales o dispositivos a virus informáticos de diversa índole.

Otro de los problemas al respecto, y lo que me parece más grave, es como tantas miles de personas dan credibilidad a estos enlaces y los comparten con sus contactos. Aunque no todos los problemas asociados a la ingenuidad e ignorancia general de los internautas están relacionados con estas webs fraudulentas. También se hace notar como, por pereza o falta de tiempo, demasiados asiduos a las redes sociales se dan por informados con tan solo leer el titular de una noticia, algo que, a todas luces, carece de coherencia. Incluso se toman la licencia de expresar su opinión sobre la noticia aún sin conocer todos los detalles de esta. Tan carente de lógica como hacer una crítica cinematográfica solo conociendo el título y el cartel promocional de una película.

La saturación de información en las redes sociales da lugar a esto, obligando al internauta a echar un vistazo superficial a la actualidad diaria, pero dejando de lado profundizar en la mayor parte de ella. Cada vez parece más costoso hacer que cualquiera quiera leer un texto de más de cuatro líneas en internet, siempre en la búsqueda de algo breve, conciso y sencillito de leer, siendo a veces insuficientes estas condiciones para llegar a comprender diversas informaciones. Brindar prioridad al presunto conocimiento inmediato, es un error que nos estamos permitiendo.

Tristemente, esta tendencia irá al alza en este presente 2017 y convendría que todos y cada uno de nosotros intentáramos, en la medida de lo posible, aportar nuestro granito de arena para darle su importancia a dedicar nuestros ratos muertos, por escasos que estos sean, a leer un poco más y a darle la debida importancia a la lectura.

Aprovechar mi artículo para desearos a todos un muy feliz y próspero año nuevo.

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