El tiempo no cura nada

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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PSICOLOGÍA. 20 buenas razones para acudir al psicólogo…

Moviéndonos a estas alturas sobre los albores del siglo XXI, llenando nuestra mente con pensamientos que se mueven a la velocidad de la luz, siguiendo esos surcos en el pensamiento, de la misma manera que una rueda sigue la ruta en un camino polvoriento, o el agua sigue por esos otros surcos donde van los ríos, que la llevan de un lugar a otro, hasta que confluyen en el mar, en este punto, en este momento, nos detenemos y apartamos por un instante la contemplación para reflexionar. Reflexionamos sobre los prejuicios, la ingenuidad, la sinrazón, la desconfianza, el desconocimiento, lo injusto…transportándonos hasta la joven Ciencia de la Psicología en el presente.

Sí, aquí y ahora tomamos consciencia sobre la gran cantidad de gente que todavía sigue aludiendo la profesión del psicólogo con la del caricaturesco “loquero”. A quien no le ha pasado alguna vez que tras observar a un familiar o amigo que se encuentra en una especie de bucle persistente de malestar (llamémosle por ejemplo, nervios, tristeza, insomnio, etcétera) recomendarle, con nuestra mejor intención, visitar a un psicólogo/a, obteniendo por respuesta: ¿Yo a un psicólogo? Ni que estuviera loco. Igualmente, hay momentos en los que nosotros mismos reconocemos que no nos encontramos bien, sobre todo, cuando nos planteamos cuestiones como: ¿A qué viene esta tristeza ahora?, ¿Por qué mi corazón últimamente va más deprisa? ¿Por qué no puedo dormir tan bien como antes?  A lo que podemos respondernos: Bueno, pues esto, ya pasará, el tiempo lo cura todo. Pero lógicamente el concepto “tiempo” no cura nada. Somos nosotros dentro de éste, los que nos curamos a nosotros mismos, probablemente al ir aceptando o viendo las cosas desde perspectivas diferentes, posiblemente menos dramáticas y apreciando progresivamente esa ansiada renovación personal. Como dijo Buda, “Lo único constante en la vida es el cambio”.

¿Pero cuándo tendríamos que ir al psicólogo/a?

Las razones para visitar al psicólogo son muy variadas (insomnio, ansiedad, miedos, obsesiones...) y para mucha gente, el llegar a tomar esta  decisión, la de pedir ayuda, una empresa difícil. Hay quienes piensan que ir al psicólogo/a es como mostrar un signo de debilidad. También el miedo a tener que abrirse con sinceridad a alguien suele ser una de las trabas que limitan a algunos/as a la hora de visitar a un profesional. Sin embargo, una vez superados estos inconvenientes y prejuicios, el cliente se beneficiará de los conocimientos, capacitación y habilidades clínicas que posee el psicólogo/a para así aprender y afrontar los problemas de la vida y sus posibles efectos colaterales sobre nuestra salud mental. A continuación ofrecemos variados motivos que evidencian cuando es conveniente visitar al psicólgo/a.

20 buenas razones para acudir al psicólogo…

1. Las personas que te quieren se encuentran desbordadas y no saben cómo ayudarte
2. Conocerte mejor, aumentar tu autoestima y comprender mejor a los demás.
3. Quieres saber y comprender qué es lo que realmente te está pasando.
4. Ser atendido sin temor a ser juzgado o criticado.
5. Saber gestionar los pensamientos que te llevan a esas emociones indeseables.
6. Aprender habilidades para solucionar conflictos.
7. Cuando sintamos tristeza, apatía, carencia de ilusiones, falta de energía, de apetito…
8. Sensación de que todo nos irrita y conduce a una agresividad que no podemos controlar.
9. Vivir en un estado de alerta en el que nos sentimos amenazados por un posible peligro y experimentamos sensaciones corporales como palpitaciones, malestar en el estómago, mareos, irritabilidad, etc.
10. Experimentamos miedos (a lugares concurridos, a los ascensores, hablar en público, alejarnos de casa, sacarnos sangre, etc)  que nos impiden tener una vida razonablemente normal.
11. El estrés empieza a mostrarse con síntomas psicosomáticos como por ejemplo insomnio, falta de apetito, cardiovasculares, sexuales, etcétera.
12. Cuando el tabaco, el alcohol, drogas, el juego, las compras compulsivas… controlan nuestra vida.
13. Pensamos y creemos que tenemos todas las enfermedades de las que hemos oído hablar.
14. Mejorar la atención y concentración.
15. Problemas o dificultades a la hora de las relaciones sexuales.
16. Cuando deseas tomar una decisión importante o quieres un cambio o transformación en tu vida.
17. Para el tratamiento y control del dolor (fibromialgia, tras sesiones de quimioterapia, etc) cuando el profesional trabaja con hipnosis clínica.
18. Problemas de conductas (rabietas, conducta desafiante, Tdah, etc) en hijos/as.
19. Ayuda y acompañamiento en duelos y trastornos de estrés postraumáticos.
20. Encontrar los recursos para afrontar razonablemente mejor el día a día con un familiar dependiente.

Aclararemos que el psicólogo no resuelve los problemas, ofrece las herramientas adecuadas para que la persona las pongan en práctica y compruebe su eficacia, aprendiendo así a controlar y  manejar mejor su vida. Se necesitara la colaboración del paciente y  un tiempo determinado para cada caso. El profesional efectuará un trabajo junto con el cliente para conseguir dicho propósito. Asimismo, una persona por ejemplo, podrá descubrir sus verdaderas capacidades y cualidades y a la vez, ser consciente de que posee la confianza necesaria para superar cualquier objetivo alcanzable que se proponga. Al psicólogo no se viene a charlar o desahogarse,  porque para eso están ya los familiares y amigos.

No lo le des más vuelta al asunto, si te duele el pie ve al podólogo, si tienes contracturas musculares, al fisioterapeuta, si padeces de problemas respiratorios, al neumólogo, al traumatólogo si es de huesos, pero los trastornos del ánimo y conductuales, indudablemente al psicólogo. En la actualidad existen variados enfoques a la hora de hacer terapia (cognitivo-conductual, humanista, breve estratégica, psicoanalítica...), o sea, diferentes maneras de atajar un problema y dependiendo de cada persona le puede ir mejor con una u otro tipo de psicoterapia… pero profundizar ahora sobre todo ello sería extendernos demasiado, daría para otro artículo… O más bien para un ensayo.

Francisco J. Rodríguez del Valle, psicólogo clínico e hipnólogo. Más información pinchando aquí.

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