Busto de Blas Infante, en una imagen de archivo.
Busto de Blas Infante, en una imagen de archivo.

“Andalucía no ríe, llora”, Blas Infante

Mi abuelo tenía un periquito. Todos los días cantaba desde su jaula al igual que los pájaros del parque donde solía pasar las tardes durante mi infancia. En principio todos los pájaros parecían ser similares, pero había una gran diferencia entre el periquito de mi abuelo y los pájaros del parque: la libertad. En el colegio me enseñaron que los pájaros son pájaros porque vuelan y entonces yo me preguntaba, “¿entonces el periquito de mi abuelo no es un pájaro? ¿qué sentido tiene que cante al igual que el resto de pájaros si no puede volar?”. Llevo unas semanas acordándome de ese periquito. Y es que el camino hacia las próximas elecciones del 10 de noviembre está repleto de pájaros que cantan desde los árboles y periquitos que siguen cantando desde sus cajas.

La desafección, el hastío y el desencanto con la política es notable y entendible. Cómo no va a serlo si abunda la sensación de mantener a unos políticos inútiles que se mueven más por sus egos que por su país, que desprestigian a unos votantes que religiosamente acuden una y otra vez a los colegios electorales para votar “al menos malo” y que día tras día seguimos comprobando cómo la política se ha convertido en un reality show cuando deberían de estar solucionando los problemas reales de la gente. Es normal que el “qué más da, si total, todos van a hacer lo mismo”, resuene una y otra vez en cualquier conversación. Pero, sobre este bosque de apatía también se posan los pájaros.

Más País se lanza con la idea de tender una mano a todo ese votante asqueado con la mutación que está sufriendo la política, de exigir responsabilidades a quienes convierten el Congreso en un circo y poner en el centro del debate los problemas reales de la gente, más allá de las siglas o el cinismo de cada cual. Además, por si fuera poco, entiende las sensibilidades y la complejidad territorial e intenta construir un proyecto amplio donde todas ellas tengan cabida y puedan tener voz propia, haciendo que los dolores de cada pueblo puedan ser escuchados y tenidos en cuenta. No es una división, sino una expansión del espacio para que todos los actores tengan cabida.

En Andalucía ya teníamos ese piar desde meses antes de las elecciones del 28A. Adelante Andalucía representaba ese proyecto extenso que colocaba a su pueblo en el centro al rescatar ese sentir andaluz de nuestros abuelos y que continúa viviendo con fuerza: el andalucismo. El andalucismo es emancipación, es libertad, es alegría, es ser como la que más pero sin dejar a nadie atrás, es un 4 de diciembre, es la blanca y verde, es un “andaluces levantaos”, es ser comunidad y sobre todo, es luchar por cambiar las penas de tus vecinos. Adelante Andalucía entendió que la blanca y verde no la puede llevar cualquiera, sino aquellos que se comprometen a alzar la voz de todos los andaluces y andaluzas silenciados y sobre todo, quienes deciden echarse a los hombros la responsabilidad de construir un proyecto popular donde quepa toda la diversidad y pluralidad andaluza. Sin embargo, parece ser que Adelante Andalucía es como el periquito de mi abuelo y puede cantar, pero no volar. El señor que tiene la jaula en su “humilde casa” ha decidido que es mejor que el periquito no vuele porque sino podría ser más grande, recorrer más, conocer a otros pájaros como él y que el periquito andaluz no vuelva a casa.

Unidas Podemos es un barco que se va a pique mientras que Adelante Andalucía fue, junto a Más Madrid, los únicos pilares que resistieron la caída del 15%. Más Madrid —ahora Más País— supo que si abandonaba el barco, podrían seguir construyendo una izquierda alternativa, pero a Adelante Andalucía el capitán lo ha atado en el mástil y no lo piensa liberar. No dejar que Adelante Andalucía se presente a las próximas elecciones no es solo un insulto al pueblo andaluz que durante años sigue reclamando voz propia en el Congreso, sino estar ciego de codicia y no ver que podría ser el antídoto frente a la abstención de todo aquel votante desilusionado con el partido de Iglesias. Sólo espero que mientras el barco de Unidas Podemos se hunda, no les salpique a Adelante Andalucía porque, como dejaron claro los portavoces adjuntos, Ángela Aguilera y José Ignacio García, “creemos que es el momento de que Adelante Andalucía se presente a las elecciones generales”. No es que ellos no hayan querido, es que Unidas Podemos no les deja salir de la jaula.

Construir una proyecto progresista en España no va a ningún puerto sin contar con el andalucismo y con el foco puesto en defender los problemas reales de este pueblo: “Se acabe el paro, haya trabajo, escuela gratis, medicina y hospital; pan y alegría nunca nos falten, que vuelvan pronto los emigrantes, haiga cultura y prosperidad”. Más País lo sabe y mientras Iglesias sigue sin respetar al pueblo andaluz y sus demandas, Errejón teje alianzas con quienes llevan el andalucismo en el corazón y en la cabeza, volando hacia un proyecto amplio que sea la herramienta necesaria para que los llantos de cada pueblo estén unidos y representado en el Congreso. Adelante Andalucía tuvo su oportunidad, pero enjaulados es difícil volar. Juntos serían más fuertes y eso Unidas Podemos lo sabe. Por ello, mejor dejar al periquito andaluz enjaulado a ver si deja de piar. Mientras, el pájaro de Más País reúne bandadas con las que conseguir aletear hacia donde Adelante Andalucía nunca ha podido llegar.

"He visto entregada esta tierra a aventureros de la política, a advenedizos que hacen de ella asiento de su cretina vanidad y base de su mezquino interés”. Blas Infante también sintió la rabia de sentir como hay quienes se ríen de nuestra voluntad y no abren la puerta a nuestros deseos. El andalucismo no puede seguir encerrado más tiempo. Necesitamos voz propia en el Congreso y necesitamos construir un sujeto popular andaluz. Mientras Iglesias sigue denostando nuestra patria y poniendo más barrotes, Errejón entiende que Andalucía es  “la patria viva de nuestras conciencias” y que si quiere construir una izquierda progresista española debe de contar con quienes piensan desde Andalucía y para Andalucía. Y es que aunque siempre me gustase escuchar al periquito de mi abuelo, si me hubiesen dado a elegir, lo habría soltado en el parque. Me gusta más el sonido de la multitud. Prefiero no tener pájaro en mano y que cientos de ellos puedan volar hacia una Andalucía libre, por España, sus pueblos y la humanidad.

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