El orden de las cosas

La famosa "crisis de representatividad" que se hizo patente con el 15-M parece no haberse solucionado

Imagen de una concentración de Fridays for Future en Cádiz. FOTO: FRIDAYS FOR FUTURE CÁDIZ.
Imagen de una concentración de Fridays for Future en Cádiz. FOTO: FRIDAYS FOR FUTURE CÁDIZ.

El mismo día, en los dos periódicos más grandes de Sevilla aparecen al mismo tiempo publicaciones aparentemente desconectadas por las temáticas que están tratando. En primer lugar se abre la sección de noticias locales con información sobre dos eventos internacionales. Se menciona el Festival de la MTV y la competencia entre Lisboa y Sevilla por acoger el Congreso Europeo Matemático 2024. En segundo lugar los periódicos se hacen eco del informe publicado en la revista Nature Communications en el que se alerta de la subida de nivel del mar a causa del cambio climático, siendo Sevilla una de las ciudades que serán afectadas. Por último, en la sección de opinión, hay varios artículos sobre Cataluña pero ninguno sobre las noticias que acabo de nombrar.

Estas noticias nos sirven para ejemplificar perfectamente el contexto español a día de hoy. La famosa "crisis de representatividad" que se hizo patente con el 15-M parece no haberse solucionado del todo a pesar de que exista mayor pluralidad de partidos con opción a obtener representación parlamentaria; ni habiéndose adaptado los medios de comunicación a las nuevas temáticas (una mayor importancia de la política en los medios de comunicación masivos).

Existen en esta situación tres dimensiones a distinguir. En primer lugar, la sociedad parece movilizarse en torno una ingente multitud de problemáticas. Entre las más importantes, encontramos la crisis territorial (concretamente el conflicto catalán); la ampliación de derechos (tanto las movilizaciones de pensionistas y feministas); la toma de conciencia del colapso ecológico (Fridays for Future o Salvemos el Mar Menor); y la preocupación por el mercado inmobiliario (más concretamente la subida de alquileres).

Por el contrario, en los medios de comunicación se tratan intensivamente temas políticos que no tienen tanta relación con los conflictos anteriormente enumerados, estando sobrerrepresentada (desde hace ya unos años) la problemática de Cataluña. El resto de temáticas también se abordan, pero de manera más esporádica. Esta diferenciación responde a que se puede observar la existencia de varios discursos bien estructurados, cada uno con sus propios argumentarios con respecto a la cuestión catalana, mientras que para otras cuestiones las opiniones no tienen tanta coherencia ni suscitan tanta polarización política y social. Al leer los periódicos y ver la televisión, la narrativa de nuestra época realmente no está clara. Existe una sensación general de angustia entre la ciudadanía al ver las noticias. Esto parece responder, sin embargo, más a un exceso de información ("todo mal") que a ciertas problemáticas concretas.

Por último, vamos a observar qué está pasando a nivel de gobierno y políticas públicas. A nivel nacional, la ausencia de un gobierno electo dificulta la aplicación de un nuevo rumbo. El PSOE, frente a esta situación, está "tirando de manual", reproduciendo políticas ya aplicadas en España que se demostraron fallidas. Entre estas podemos encontrar la promoción inmobiliaria o por ejemplo el aumento del SMI sin aplicar políticas complementarias que aseguren el cumplimiento de dicho aumento. La Junta tricolor de Andalucía, por su parte, lleva una agenda que pretende pasar desapercibida, sin embargo sus políticas más notables poco tienen que ver con las grandes preocupaciones sociales que repasábamos al principio.

La eliminación del impuesto de sucesión que sólo afecta a la clase más adinerada del territorio o el acoso a los inmigrantes a través de la cesión de datos de servicios sociales a los cuerpos de seguridad son dos muestras del desajuste entre políticas públicas y preocupación real de la ciudadanía. A nivel local sevillano tampoco encontramos respuestas políticas a problemas centrales de los habitantes de Andalucía. La agenda política sevillana tiene un marcado tinte neoliberal que se demuestra con los dos pilares del gobierno de Juan Espadas.

Por un lado, encontramos la obsesión por la promoción de la ciudad a escala internacional. Este objetivo se pretende conseguir atrayendo y organizando macroeventos como el Festival de la MTV o congresos de diversa índole, y esto ha suscitado polémica que en otras ciudades (véase Bilbao y la campaña "Enciende Bilbao, apaga la MTV"). Otro eje fundamental del programa de gobierno local es la promoción del sector turístico, con toda la inestabilidad que esto trae a una ciudad tan desigual y con un mercado laboral e inmobiliario muy frágiles como es Sevilla.

Estos tres niveles, que están presentes en las noticias locales, no están tan desconectados como se puede haber presentado hasta ahora en este artículo. Esto es justamente el núcleo central de la idea que quiero transmitir. El periodismo y la política local se suelen entender como una escala en la que la ideología y el debate teórico no tienen tanto peso como a escala nacional. Los artículos de opinión suelen tratar cuestiones nacionales, o en su defecto cuestiones locales desde un punto de vista más técnico o subjetivo/biográfico ("mi ciudad y yo"). Las políticas públicas, por su parte, suelen enfocarse desde la técnica. Pareciese que gestionar una ciudad es igual que jugar a Sims City. Lo que importa es dónde construyas paradas de autobuses, líneas eléctricas y rotondas, poco espacio tiene el debate sobre crisis, élites sociales y políticas u otras grandes cuestiones del mundo. Es por ello que debemos redescubrir la ciudad y sus procesos internos y externos.

¿Por qué a la vez que existe peligro de colapso ecológico y social se habla de Cataluña y se organizan eventos festivos internacionales? Tengo la sensación de que los principales cambios políticos han llegado a la escala nacional y autonómica, pero a excepción de las grandes ciudades como Barcelona o Madrid (y algunas otras ciudades) la esfera local no ha cambiado nada, o si lo ha hecho ha sido muy poco y por inercia de los cambios a nivel nacional. Tras el fallecimiento del movimiento municipalista en España, queda la vuelta a la normalidad. Aquí no pasa nada. Arboles sí o no, el metro sí o no. El resto son intereses políticos oscuros. Circulen, aquí no hay nada que ver.

La crisis de representatividad de nuestro sistema; la crisis del sistema de ordenación social que nace con la Transición española frente a los nuevos retos de la sociedad; el reajuste de los medios de comunicación con las formas de ver y entender el mundo; y las brechas sociales agudizadas por este momento en el que confluyen múltiples crisis. Todos estos procesos componen el telón de fondo desde el que debemos tratar de leer los periódicos, incluso las ediciones locales. Este es el reto que se nos plantea a los distintos agentes sociales que tenemos tiempo para dedicarnos a ello.

Se trata de intentar ordenar las múltiples informaciones sin relación aparente entre ellas, y conseguir extraer los patrones comunes que expliquen por qué en las ciudades pasan estas cosas, por qué en Andalucía estamos hablando de estas cuestiones, etcétera. Esta perspectiva falta en los medios hispalenses, y es el enfoque que en los diversos artículos que iré elaborando trataré de compartir con quien sea que me lea. Siento la extensión del artículo, pero sentía la necesidad de justificar por qué ocuparé unos cuantos kilobytes de memoria digital, almacenada en algún repositorio de algún lugar del mundo.

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