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Que una serie destinada al gran consumo como esta hable de violación, suicidio, acoso... es un gran triunfo.

Como todos, caí en la tentación de ver el fenómeno Netflix de la temporada: 13 Reasons Why. Los avances prometían y nos la vendieron como la primera serie que hablaba sin tabúes sobre el acoso escolar. Me encontré con mucho más: empezaba como un drama teen típicamente norteamericano, pero conforme pasaban los capítulos, la trama se volvía más y más oscura, más real. Tocaba temas que se dan en los institutos pero no se hablan, como el abuso sexual, los insultos continuados, el acoso o algo que todos hemos vivido o visto: la clasificación de las chicas en mojigatas o putas, sin términos medios.

La serie, producida por la famosa Selena Gómez, ha recibido muchas críticas, no obstante. Se ha hablado de que idealiza el suicidio, que simplifica las cosas, que es demasiado peligrosa para ser para adolescentes... hasta un largo etcétera. Lo que ha pasado es que muestra cosas en pantalla que no nos gusta ver. No gusta ver que todos los institutos están llenos de historias como las de la serie, de chicos que, tras una vida difícil, se vuelven cobardes y violentos (como es el caso de Justin Foley, uno de los personajes más interesantes), chicas víctimas del sexismo sin que ellas mismas lo sepan, y muestra uno de los dramas de nuestra sociedad: el del violador que no sabe que lo es, para el que el sexo es una violación. “Si eso es violar, entonces todas las chicas del instituto quieren que las viole”; no sé si somos conscientes de que un personaje de una serie diga esto es un avance.

No gusta ver esto, seamos sinceros. Nos enseña las carencias que tenemos como sociedad, el hecho de que “tiene que cambiar el modo en que nos tratamos unos a otros”, como dice uno de los personajes al final de la serie, y, uno de sus grandes logros, muestra a la víctima como una persona de carne y hueso, no idealizada (como suele pasar en estos casos), sino una chica que comete sus errores, fracasa y lo vuelve a intentar, como cualquiera.

No nos gusta ver la realidad tan cruda en la pantalla. No nos gusta mirar a nuestro alrededor y pensar que tal vez eso mismo (quizá menos dramatizado; al fin y al cabo es una producción) esté pasando cerca de nosotros, a alguien de nuestro entorno. Solemos decir que si algo nos incomoda es porque está bien hecho, porque es acertado, pero a la hora de la verdad no queremos verlo. Para mí, que una serie destinada al gran consumo como esta hable de temas como la violación, el suicidio, el acoso, la depresión, los fallos del sistema educativo al lidiar con estos problemas... es un gran triunfo.

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