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Anteayer pude asistir a la presentación de Ahora en Común en Jerez. A pesar de no compartir a priori su propuesta, tenía interés en escuchar lo que tenían que decir. Además, participando en el movimiento hay personas a las que sigo y otras a las que aprecio. Fue, o eso me pareció, una presentación sincera, con un interés legítimo aunque todavía en una fase muy temprana.

Sabía que, conforme habían anunciado, no acudirían miembros del Consejo Ciudadano de Podemos. Entre las dimisiones (ya solo quedan trece de veinte) las no asistencias (hay quien sólo acude ocasionalmente) y lo estival de las fechas quizás no puedan, o no quieran, estar en todas partes.

Su ausencia, eso sí, se vio compensada por la presencia entre el público del 'alma máter' de Ganemos Jerez. Intervino al final del acto, no sin sorpresa por parte de sus atónitos organizadores, con unas crípticas palabras que venían a decir: “disuélvanse, aquí no hay nada que ver”.

Más tarde pude saber que, en petit comité, se refirió a cierta confluencia (otra más) que está por venir y en la que tanto IU como Podemos se deshacen de sus siglas e identidades confluyendo con la ciudadania. Una confluencia de la que nadie sabe nada, a no ser que se estuviese refiriendo a la marejadilla gaditana apañada y apiñada en torno a Kichi.

Aunque tal cosa podría ser factible, sus probabilidades de ocurrencia son nulas. Me explico, imaginemos que tiene acceso a información “sensible” procedente de las cúpulas autonómicas y nacionales de Izquierda Unida y Podemos. Demoslo por bueno y realicemos un ejercicio de imaginación.

“Errejón y Malpica, tras tener noticia de la propuesta, renunciarán a todo el trabajo previo, a toda la planificación, a toda la red de contactos tejida en los últimos meses. Disolverán los grupos de trabajo, las comisiones, las estructuras de enlace, los apuntes previos y las conclusiones de los trabajos preparatorios. Han sido capaces de convencer a Iglesias para que se haga a un lado y ceda protagonismo a los líderes ciudadanos municipalistas. Previamente han declarado nulos los resultados de la consulta que acompañaba a las primarias y todo ello, cómo no, cediendo al clamor popular”.

Un ejercicio de imaginación. No es más que eso. La verosimilitud del mismo depende no tanto del relato en sí como de la información con la que cuente (o pueda conseguir) el receptor del mismo. Muchas de las personas que estaban en Blas Infante no se lo creyeron. No tenían por qué, para ellos no es verosímil, contradice (y mucho) la información a la que tienen acceso, ya provenga esta de IU, de Podemos o de ambos.

Los ejercicios de imaginación no aparecen, tal cual, en la mente del sujeto. Nuestro cerebro es capaz de crear “mundos” posibles, sin pararse a valorar que sean también creíbles. Y los construye en base a las imágenes, los relatos, los recuerdos, los marcos y esquemas pre-existentes, mediante ejercicios de integración, construcción y extrapolación, entre otros.

He imaginado algo que es posible, puede ocurrir, pero las probabilidades son tan escasas que son, de hecho, nulas. Del mismo modo que puedo imaginar una cena romántica con Natalie Portman, posible es, pero todos sabemos que nunca ocurrirá, ni en un millón de años, añadirían algunos y con razón.

Es comprensible que alrededor de Podemos y otras nuevas herramientas de acción política e institucional se genere cierta confusión. No somos capaces de predecir cómo se comportarán, hemos tenido -todavía- poca experiencia en interactuar con ellas y para colmo todavía evoluciona. Sigue cambiando, mutando, adaptándose.

Podemos comete errores, que se convierten en fuente de nuevos aprendizajes, como aprende también de los errores y aciertos de otros, ya sean estos otros Uruguay o Grecia. Podemos no funciona como un colectivo de barrio, ni como los compases finales y agónicos del 15-M en el Arenal. Es mucho más que eso, aprende y se reconstruye de manera constante, se conecta -aún más- con la ciudadanía, pero ahora por canales más abiertos y descentralizados.

Casi cualquiera puede acceder a estos canales, en los que, por cierto, se valora como imposible, inviable y poco inteligente renunciar a nuestra identidad. Ignoro, aunque tengo mi propia teoría, de donde sale tal idea, pero si alguna casa de apuestas me permitiera apostar al respecto sería una inversión segura.

Es posible una confluencia con IU, deseable incluso, pero las reglas quedaron fijadas en las primarias. Ojalá Garzón se presentase con Podemos por Málaga, por ejemplo. Me encantaría reencontrarme en la campaña con gente de IU, peleando juntos, soportando zancadillas de nuestros y sus puristas/activistas y sobre todo haciendo oídos sordos a los sermones y profecías de los gurús de la confluencia, que siempre defienden su propia versión de la misma, claro.

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