Una manifestación andalucista, en una imagen de archivo.
Una manifestación andalucista, en una imagen de archivo.

Es curioso como tras las intentonas fallidas por confluir, una parte que dice ya liderar el próximo proyecto político de la izquierda por cosas como "la traición y el nunca seremos como ellos" (hablan del PSOE ) o "mejor ser oposición", también lo he leído, se está introduciendo en muchos foros y debates el andalucismo. Incluso tomando como referente a supuestos intelectuales y artistas que hacen del amor a la identidad su bandera en su repertorio, entre otros temas, claro está. Esto ya está en el aire.

Sensibilidad, pureza, nación, identidad y Blas Infante hasta en la sopa. Que es un personaje del que si bien su asesinato fue trágico por los malditos golpistas y asesinos fascistas no termino de abrazar con la premura que me requieren. No me puedo creer que a estas alturas, en plena disputa por los liderazgos, el control de las redes (a veces de manera rara) desde Andalucía, una zona del planeta que es lo que es por la definición de los aspectos positivos de los imperios que la colonizaron, ahora, pongan el cebo a los que no ven luz al final del túnel con el caramelo de la bandera.

Estoy leyendo Sapiens, un libro interesantísimo que recomiendo, donde su autor habla del ser humano desde los primeros homímidos hasta nuestros días. Habla de cosas tan maravillosas como que la comida tan picante de la India, el chocolate que se toma en Suiza o la patatas en España, son, en esencia, productos importados en esos países. Es decir, ya forman parte del imaginario colectivo patriótico y casi podrían estar en la bandera como algo completamente puro pero no son de allí. El escritor habla de todo esto como cosas que deberían estar superadas. Un tipo muy instruido con un alto grado de optimismo.

Pero la cuestión que se me plantea es, al hablar de la lista de palabras que mencioné antes terminando con el bueno de Blas Infante, ¿dónde empezamos a proponer las sensibilidades, costumbres y una real denominación de origen de lo que es ser andaluz? No sé, se me ocurre que con ciertas afirmaciones vehementes todo lo que viniese en un barco por el Mediterráneo para relacionarse con un turdetano fue para humillarnos, robarnos y esclavizarnos. Perdonen que me remonte a tiempos tan pretéritos y sé que muchos me reprocharán que no me atenga a la cuita de la última asamblea liderada por la infalible Teresa, pero no puedo.

Andalucía no es más no que un crisol de culturas donde el hijo de la élite local, tras el asedio del imperio colonizador romano, sufriendo un periodo de transición dura, quiso ser, irremediablemente, parte de lo que le trajo prosperidad, globalidad, justicia y derechos. No me chupo el dedo y no obvio las maldades intrínsecas de todo imperialismo. Pero, esta es la historia del planeta Tierra y de sus habitantes. No hay otra. Y desde distintas ideologías, siempre, ya sea desde el comunismo o el liberalismo: la mezcolanza y el enriquecimiento mutuo es el resultado final. En una especie de oferta y demanda que se regula. Tras crueles procesos, sí, pero el resultado es ese.

Siendo súper sospechoso recular y mostrar interés por ser más fuertes buscando una pureza de sensibilidades que nos hacen diferentes de un murciano o un extremeño. Andalucía no es eso, y aunque en la práctica, en el parlamento, os digan que se puede conseguir más fuerza con ilusiones ya fracasadas, el método es demasiado cínico. Y, repito, más en Andalucía. 

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