Mujer en silla de ruedas, en una imagen de archivo.
Mujer en silla de ruedas, en una imagen de archivo.

Hoy, 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Trata a todas con similitud, respeto y sobre todo con empatía. La integración pasa por las palabras: dinero, educación, sanidad, vivienda, solidaridad, educación y bondad.

No veas nunca en un discapacitado a nadie que compite con mayores ventajas en una oposición o en una contratación. No lo observes como un subvencionado ni como a alguien que elude responsabilidades.

Discapacidades hay muchas, y algunas menos aceptadas socialmente. No hace falta estar tullido, o totalmente ajeno a la racionalidad, para no contar con las suficientes herramientas para afrontar el día a día como lo hace una persona sin ellas.

Ponte en los zapatos del otro. No hay más. Y suaviza tus frustraciones y tus miedos. Tu falta de preparación o tus frases como "tampoco es para tanto" o "fulanito se agarra a una paga para no trabajar".

La tasa de los desempleados con discapacidad es nueve puntos mayor que la de quien no tiene ninguna. Para obtener una pensión contributiva, tras un peritaje severo, por incapacidad tienes que tener un grado de un 65% de discapacidad, y la cuantía no supera los 400 euros al mes, una cifra que no hace que nadie salga del barro. Hay niños autistas que no llegan a esa cifra ni a ese grado. Así que ahórrate tu visión catastrófica sobre las malditas pagas a gente que no las merece.

Los partidos de derechas no creen que el Estado tenga que intervenir en nada. Es decir, creen que las pagas, subvenciones y las ayudas sociales son un gasto innecesario. Se llama Neoliberalismo, economía de derechas. Basan sus discursos en la meritocracia. Entonces te pregunto: ¿Parten con las mismas herramientas o desde la misma casilla de salida todos los niños con discapacidad? ¿Tienen todos los padres el dinero suficiente para que, tras su muerte, sus hijos queden en buenas manos?

Una economía que quiere desmantelar cualquier intervención y que sólo quiere favorecer a los sectores privados. Te necesitan para hacer caja y que, desde tu precario sueldo de camarero, saques para un centro educativo que cuente con los cuidados que tu hijo necesita para integrarse. Pero no te llega. Ni de lejos. Están en paro, logopedas, psicólogos, médicos, fisioterapeutas. Se masifican clases, se recorta en sanidad y en educación.

Por ponerte un ejemplo, voy a hablaros de la que me afecta a mí, porque soy tartamudo. Y con ésto no quiero decir que la mía sea más severa o incapacitante que otras. Mirad, copio y pego desde la Fundación Española de la Tartamudez.

Adolfo Sánchez: "El 80% de los tartamudos en España está en paro". El presidente de la Fundación Española de la Tartamudez denuncia la marginación laboral de este colectivo.

Parece que no es más que un titular populista, pero es real, en tus manos está debatirlo o no creerlo, pero es un hecho. No podemos dejar a la sociedad en manos de partidos que sólo ven en la caridad y no en los impuestos progresivos, la solución. El dinero sobra. Revisa lo que gana el Banco Santander en un trimestre.

Esto es un alegato político. Puramente político, porque ahí está la solución. Elige a la economía social o la economía liberal, liberada de responsabilidad con los más débiles.

Tú decides, pero como dije antes: sin miedos, comparaciones, traumas y, sobre todo, con conciencia de clase. Antes de votar a VOX y al resto de la derecha en nombre de España, las banderas y el peligro que corre la patria, revisa qué es "patria". La nuestra y no la suya. Y a grandes rasgos, sin querer generalizar, a los que se rasgan las vestiduras con este tema les pasa igual con los pobres, homosexuales e inmigrantes. Lástima que no exista una palabra que defina ese odio ni que describa de dónde sale con tanto temor. Feliz día a todos

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