Hace tiempo que quería afrontar y hablar de este tema porque es algo que estudio, que practico diariamente, que forma parte de mí día a día y que ha cambiado mi vida por completo, y me siento con la responsabilidad de hablar de ello y de compartirlo para el beneficio y la salud de otras muchas personas. ¿Qué me dirían si les dijera que sus genomas pueden cambiar en una semana; que su estado de estrés y de preocupación pueden disminuir de manera radical anulando el cortisol, que es la hormona que segrega el cuerpo ante situaciones de estrés; que se puede sentir más feliz, más relajado y más joven tanto física como psicológicamente en pocos días?

El elixir de larga vida existe y se llama telomerasa. La enzima telomerasa repara daños celulares producto del envejecimiento. Fue descubierta por la bioquímica australiana Elizabeth Helen Blackburn y fue Premio Nobel de Medicina en 2009 por este motivo. La telomerasa es capaz de resetear el reloj biológico de la célula a base de reconstruir los telómeros, los capuchones de proteína que protegen los extremos de los cromosomas. Los telómeros se acortan cada vez que la célula se divide, hasta que se han reducido tanto que ya no pueden desempeñar su función protectora. Entonces la célula deja de dividirse y envejece. Esto es debido a razones externas e internas. Toxicidad que nos viene del medio ambiente, de los alimentos, de agentes externos, pero también del efecto nocivo que pueden tener nuestros pensamientos, el estado de nuestra mente y nuestros hábitos de vida. A escala de todo el organismo, el acortamiento de los telómeros conduce a las enfermedades asociadas al envejecimiento y cuando los telómeros terminan por desaparecer, es cuando se manifiestan las enfermedades.

Algunos investigadores comparan los telómeros con los extremos de los cordones de zapatos, el plástico que evita que se deshilachen, hasta que, con el uso, lentamente se van gastando y acortando. La telomerasa evita este acortamiento de los telómeros, pero en la inmensa mayoría de las células del organismo solo lo hace antes del nacimiento; las ćelulas de un adulto, salvo excepciones, no tienen telomerasa. Obviamente, las farmacéuticas, andan como locas para encontrar un modo de generar telomerasa de manera artificial. Pero hay un modo natural y muy económico de producir telomerasa: La Meditación.

La meditación es un método ancestral, muy sencillo y útil, no solo para estar más sereno y relajado, si no que ayuda a alargar la vida, a aumentar el bienestar psicológico y ayuda a potenciar la salud celular. Los beneficios biológicos de la meditación, van más allá de la preservación de los telómeros, afectando a aspectos como los niveles de cortisol, la hormona del estrés, concentraciones de sustancias antiinflamatorias, producción de anticuerpos, control de la diabetes, y segregación de las hormonas de la felicidad como oxitocina, dopamina, endorfinas y serotonina. Y todo ello sin coste alguno y sin tener que salir de casa, sentado cómodamente en una silla o en el sofá de su salón. El único desafío que podría existir, sería solamente la autodisciplina y la constancia. Si una buena masa crítica de personas meditará, viviríamos en un mundo más sano, más paciente, más equilibrado, más compasivo y más feliz. Paralelamente, gracias a la meditación, trascenderíamos y alcanzaríamos niveles de conciencia más elevados… pero esta historia, será para otro día.

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