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El delta del Níger es la primera región productora de petróleo en África y Shell la mayor  petrolera internacional que opera en la zona.

No es la primera vez que Amnistía Internacional alza la voz contra la petrolera anglo-holandesa Royal Dutch Shell por no haber limpiado adecuadamente las zonas contaminadas de la región de Ogoniland, en el delta de Níger. En 2011, la ONU llegó a asegurar que las acciones que Shell estaba realizando en la zona amenazaban con crear un problema de salud y seguridad pública. Tras estas declaraciones, la compañía afirmó en varios comunicados que había procedido a la limpieza de la zona, pero la realidad es muy distinta. Cuatro años más tarde, en 2015, Amnistía Internacional y la organización nigeriana Cehrd en su estudio Clean it up mostraron fotografías en las que bastaba un vistazo para comprobar que varias zonas del río Níger están impregnadas de petróleo.

“Los vertidos de petróleo causan un impacto devastador en los campos, los bosques y los caladeros de los que dependen los alimentos y los medios de vida de la población del delta del Níger. Si alguien visita estos lugares de vertidos podrá ver y oler por sí mismo cómo la contaminación se ha extendido por la tierra", aseguraba el pasado noviembre Mark Dummett, investigador sobre empresas y derechos humanos de Amnistía Internacional.

El delta del río de Níger es la primera región productora de petróleo en África, pero también se encuentra en otras listas que afectan notablemente a la población nigeriana. La fundación Green Cross Switerland, por ejemplo, eligió la zona como uno de los diez lugares más contaminados del mundo en su lista de 2013.

Arrastrados hasta los tribunales, la compañía ha comenzado este año a indemnizar a algunas de las comunidades afectadas por sus vertidos. Shell ya ha pagado 55 millones de libras esterlinas a la comunidad de Bodo tras llegar a un acuerdo extrajudicial en enero de 2015. Los documentos judiciales del caso muestran que la empresa reconoció que había subestimado el volumen de los vertidos de petróleo en la región. Shell había afirmado en reiteradas ocasiones que el volumen de los vertidos que afectaron a la comunidad de Bodo era de 4.000 barriles de petróleo, mientras que las pruebas periciales demostraron que el volumen de los vertidos en la región había sido de 500.000 barriles.

“Es vergonzoso que Shell haya tenido que ser arrastrada hasta los tribunales para abordar estas cuestiones. No hay duda de que se podía haber ahorrado tiempo y dinero, y evitado los problemas para la salud y los medios de vida, y el sufrimiento emocional de las comunidades afectadas si Shell hubiera aceptado sin más la responsabilidad y limpiado los vertidos con rapidez y a fondo. Confiamos en que el caso de Bodo y esta nueva demanda inciten a Shell a aceptar su responsabilidad, y que la empresa limpie los vertidos e indemnice a los habitantes del delta del Níger cuyas vidas han devastado.” aseguraba Peter Frankental, director del Programa de Asuntos Económicos de Amnistía Internacional Reino Unido.

La batalla judicial por las comunidades afectadas continúa. Todavía hoy, cientos de nuevos vertidos ocurren cada año. Las cifras de Shell dicen que sólo desde 2007 se han derramado 55.809.000 litros de petróleo. Ya basta. En este mismo momento, personas de todo el mundo apoyan a personas del delta para exigir que el gobierno de Nigeria impida que las compañías petroleras salgan indemnes de la contaminación.

Shell lleva a cabo un proyecto llamado #makethefuture (“construye el futuro”), que pide a los jóvenes ideas brillantes para cambiar el mundo. Desde Amnistía Internacional tenemos una idea para que Shell pueda de verdad “construir el futuro”: que comience a limpiar como es debido su oleoso desastre, ahora.

Irene G. Dugo. Amnistía Internacional.

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