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Como en la novela de Miguel Delibes, El disputado voto del Señor Cayo, nuestros políticos se lanzan a la arena del electorado para rascar todos los votos que se puedan. Y digo rascar, porque nos encontramos ante unas elecciones municipales jerezanas más disputadas que nunca, donde nadie es capaz de predecir el resultado.

De los colectivos más apetitosos para los partidos, están los de los aficionados al fútbol y el de los cristianos en todas su facetas, particularmente, en el mundo de las hermandades por la cantidad de personas que pertenecen a ellas en esta ciudad. La Voz del Sur refleja en su portada que el Partido Popular se reunirá con los rocieros con una cuestión importante: fomentar el voto por correo ya que la jornada electoral coincide con Pentecostés y muchos jerezanos y jerezanas rocieros estarán fuera de la ciudad.

De todas formas, y aunque los obispos del Sur seguramente hagan pública una orientación al voto como suelen hacer siempre, los rocieros y, en general los católicos, saben muy bien que pueden votar a cualquier partido, pero no deben votar a los partidos que:

-Mientan en las campañas electorales y hagan lo contrario de lo que prometieron (octavo mandamiento)

-Hayan robado dinero público en su gestión interna como en sus responsabilidades de gobierno (séptimo mandamiento)

-Partidos que apoyen las guerras (quinto mandamiento)

-Partidos que favorezcan el aborto o que prometan cambiar la legislación y no lo cumplan (quinto y octavo mandamiento)

-Partidos que con sus políticas creen pobreza (Primera y segunda obra de misericordia corporal)

-Partidos que en sus políticas permitan desahucios (tercera obra de misericordia corporal)

-Partidos que no hagan una política de sanidad justa ( quinta obra de misericordia corporal)

-Partidos que no traten humanamente a los presos y exiliados (sexta obra de misericordia corporal)

-Partidos que no hagan de la educación un proyecto universal donde todo el mundo tenga derecho a ella (Primera obra de misericordia espiritual) Esto es sólo un pequeño resumen de lo que la doctrina católica exige para que un partido se pueda llamar cristiano y sea digno del voto de los católicos, algo que estos deben cumplir por coherencia, incluidos claro está, los hermanos y hermanas rocieros. Como ven, el abanico de partidos para votar es amplio, pero a la hora de elegir, el mejor o el menos malo, los católicos saben muy bien que es lo que NO deben votar.

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