José Miguel García, comunicador audiovisual
Este es el artículo con el que probablemente tendría que haber comenzado mi andadura en La Voz del Sur. A veces –quizá demasiadas- olvidamos decir lo que nos parece obvio. Este es un texto dedicado a una de las obviedades de mi vida ahora mismo, una de las más bonitas. Tengo el corazón con la gente de Podemos Jerez, lo tengo desde el principio, a pesar de las dudas, de las idas y venidas, a pesar de mi crítica hacia ciertas formas de hacer. ¿Qué formación política es capaz de recibir algunas de las puntualizaciones que yo he lanzado contra ellos durante el tiempo que he estado alejado? Las acogen desde la normalidad, como algo que nutre; la realidad es que me reencuentro con ellos y siguen teniendo los brazos abiertos. No dispongo de la experiencia en otras agrupaciones políticas, pero algo me dice, el instinto de lobo, que en los demás partidos lo habitual es que se te seque la lengua, no por la posibilidad de hablar mucho y criticar, sino por la cantidad de culos que hay que lamer.
Aquí tenemos algo diferente y muchos jerezanos no se enteran. Aquí en Jerez hay un sitio en el que puedes hablar y defender tus puntos de vista, sin dejar de estar unido a los compañeros, porque no nos reúnen unas siglas, nos vincula el ejercicio responsable de la ciudadanía, que a lo mejor a muchos les suena a perogrullada: no, ser un ciudadano hay que ganárselo, no viene con la partida de nacimiento. Ser un ciudadano es una ética y un honor.
A todos los que se dedican a criticar a Podemos como una totalidad, como unas siglas, solo les diría que tengan un poco de humildad y se acerquen al círculo de su ciudad. Hay cosas por hacer, muchas, y nadie las va a realizar por nosotros. Pero, sobre todo, hay que entregarse a ese proceso de colaboración que, sin darnos cuenta, nos transforma en personas más fuertes y sobre todo más colectivas.
Se habla mucho del miedo que le tienen los partidos y los banqueros a Pablo Iglesias. Es cierto que le tienen miedo, pero no por él mismo, no por su persona, sino por el proceso que ha desencadenado. El otro día volví a las reuniones de trabajo de Podemos tras un periodo de ausencia, y me encontré con personas mucho más decididas, comprometidas, seguras. Todo era diferente, la dinámica del grupo, las voces seguras de los compañeros, el ambiente de trabajo e incluso, por qué no decirlo, la rabia contenida bien empleada, como si todos hubiésemos aprendido a usar esa furia que nos teníamos que tragar día a día, convirtiéndola en energía para trabajar.
¿Qué pasará con Podemos en las distintas elecciones? Ojalá las ganemos todas por mayoría, pero para mí no es lo importante. La verdadera victoria ya está sucediendo, cada día, en los grupos de trabajo de Podemos Jerez; un aullido silencioso, una llamada a los demás lobos de la manada, una conquista sobre la marcha.
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