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Tan franquista, o no, era el Ramón de Carranza de la avenida como el del templo de los cadistas, de hecho se trata de la misma persona.

El Ayuntamiento de Cádiz tramitó con excepcional rapidez el cambio de denominación de la Avenida Ramón de Carranza, ahora 4 de diciembre de 1977. Cumpliendo la Ley de Memoria Histórica, como debe ser, se desterró el nombre del otrora alcalde de la ciudad del que muchos tienen dudas que realmente fuera tan opresor y represor como se afirma desde San Juan de Dios. La nueva denominación no contenta a todos, a mi me pareció propaganda oportunista y dejar pasar la ocasión de dar oficialidad al término popular con el que siempre se ha conocido, y se seguirá conociendo, que es el de Canalejas. En Chiclana, por ejemplo, se cambió el nombre de la calle 5 de marzo de 1811 por el que todo el mundo usaba, que no es otro que el de La Vega. Cuestión de lógica. Igual se hizo con la de la plaza, anteriormente Magistral Cabrera.

Dicho esto, la Ley de Memoria Histórica es uno de los estandartes que han enarbolado los autoproclamados ayuntamientos del cambio. Borrar el recuerdo de tan ominosa etapa de nuestro pasado común es algo que todos les debemos a quienes tanto perdieron y sufrieron durante esos años. Una ley muy necesaria. Así que me cuesta entender que el alcalde de Cádiz sea tan diligente en unas ocasiones y tan comedido en otras, ya que considera que el cambio de nombre del Estadio Carranza no es algo prioritario. Pues no lo entiendo. O sí. El alcalde cumple la Ley de Memoria Histórica cuando no tiene nada que perder o, en su opinión, algo que ganar, pero es que cambiar el nombre del estadio no es lo mismo, ¿verdad?

Tan franquista, o no, era el Ramón de Carranza de la avenida como el del templo de los cadistas, de hecho se trata de la misma persona, y ahí sí coincido con el alcalde, que dice que llamarlo Estadio Carranza sería lo mismo. Cambiar el nombre de la calle sí era una prioridad porque se le otorgaba otro en el que él podía lucirse mediáticamente, coincidiendo con la fecha elegida. Pero ahora que se enfrenta a las críticas de miles de gaditanos, resulta que tiene otras prioridades, así que no le importa que no se cumpla con tanta diligencia la misma ley que acaba de aplicar.

Por muchas explicaciones que aporte, lo cierto es que no se atreve a hacerlo con la premura que mostró con la calle. La ley es la misma, el protagonista es el mismo. Entonces, ¿cuál es el problema? Está claro. La falta de valor, porque si siempre ha reivindicado la Ley de Memoria Histórica, tenemos incluso un concejal que se dedica a eso y los precedentes dicen que cuando quiere la cumple, es que 'se ha cagado con las patas abajo', como suele decirse vulgarmente. El caganer de toda la vida en el Belén, ahora que estamos en época navideña.

Carranza, el estadio, es mucho Carranza. Para cambiar el nombre a la avenida no hizo falta consultar a sus vecinos y comerciantes, son sólo unos cientos que no harán mucho ruido, pero la afición cadista sí que lo hará, y a ellos se unirán los aficionados del resto de la provincia. El alcalde y su Equipo de Gobierno se han metido en un buen lío, pero eso deberían haberlo previsto. Nos quedan semanas, meses, para que José María González decida que cumplir la Ley de Memoria Histórica en un asunto sobre el que ya ha actuado es prioritario, y hasta entonces tendrá entretenidos a los gaditanos discutiendo sobre el mejor nombre para el actual Carranza. Y el resto de problemas de la ciudad, ya se arreglarán. Me da que esto no ha hecho más que empezar.

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