La venta de libros, algo más que un negocio

El cierre de la emblemática librería Verbo, en Sevilla, pone de relieve la vulnerabilidad de un sector que tiene que hacer frente al escaso índice de lectura y al impacto creciente de plataformas como Amazon

El sector del libro. La librería Verbo cerrará próximamente sus puertas.
El sector del libro. La librería Verbo cerrará próximamente sus puertas. MAURI BUHIGAS

El anunciado cierre de la icónica librería Verbo lleva a recapacitar sobre el momento por el que atraviesa el sector del libro, de la venta del libro en las librerías, que tiene que hacer frente a la pujanza de Amazon en un país en el que solo poco más de la mitad de la población (un 52%) lee habitualmente y un tercio reconoce abiertamente que no lee nunca.

En España, en números redondos, hay del orden de 3.000 librerías, de las que 390 se encuentran en Andalucía. Estamos hablando de que la comunidad tiene menos de 5 librerías por cada 100.000 habitantes (entendiendo además librería en un concepto amplio, es decir, establecimientos de lance y papelerías que, en realidad, suelen tener en exposición y venta solo algunas de las principales novedades), que es una de las ratios más bajas de España junto con Castilla-La Mancha, según la Federación Andaluza de Librerías (FAL).

Según la misma asociación, el año pasado en Andalucía se vendieron menos libros que en 2022, aunque la facturación se mantuvo en términos muy similares, debido al incremento generalizado de precios en los años 2022 y 2023.

El cierre de una librería, sobre todo cuando se trata de una tan especial como Verbo –empezando por el propio local, que era un antiguo teatro–, siempre lleva a un momento de reflexión en la opinión pública, que percibe que una librería no es un comercio cualquiera, que su pérdida supone algo más. Pero la manera de entender el negocio, reconocen los propios libreros, no puede ser la de hace veinte años, entre otras cosas, por la pujanza de plataformas como Amazon. Aproximadamente, el 25% de los compradores de libros lo hacen por internet –lo que no significa forzosamente que sea a través de la plataforma mencionada– e incluso el 60% manifiesta que, en algún momento, ha comprado alguno a través de la red. Hablamos siempre de libros físicos, no de los ebooks, que eran el 7% del sector en 2020.

Es cierto que las Administraciones son responsables de fomentar el hábito de la lectura, pero le corresponde a los libreros comprender la magnitud y los parámetros actuales del negocio. Por desgracia, al final, el romanticismo que se produce cuando cierra una librería es cosa de unos días.

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