El PSOE ha disipado dudas y el partido se dispone a ir a por todas de cara a obtener la investidura como presidente del Gobierno de su candidato, Pedro Sánchez, y hacerlo además en el menor tiempo posible, apurando los plazos que se abran a partir de que el próximo martes se vote la –previsiblemente fallida– investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo. La normalidad con la que ha sido acogida una medida como la introducción en el Congreso de los Diputados de las lenguas cooficiales del Estado ha insuflado renovados ánimos y decisión al partido, después de la incertidumbre creciente de la semana pasada.
Según ha podido saber lavozdelsur, desde la cúpula del partido, hace escasamente una semana, se estimaba en conversaciones privadas en más de un 50% las posibilidades de que finalmente hubiera que acudir en enero a una repetición de las elecciones generales. Estas declaraciones se hacían en mentideros, digamos, ajenos a los medios de comunicación. Esa percepción estaba en perfecta concordancia con la posibilidad difundida en dichas fechas por distintos medios –sobre todo, curiosamente, de centro-derecha– de que el PSOE se estaba preparando para acudir a las urnas el 14 de enero porque no veía nada claro llegar a un acuerdo con Junts que fuera políticamente asumible.
En estos días, algo ha pasado o, algo que no estaba hecho, ha cuajado. Tanto da. Tras salvar con éxito el escollo del ‘Día D’ para el catalán, vasco y gallego en el Congreso y la relativización del ‘fuego amigo’ que para el PSOE actual supone lo que digan Felipe González, Alfonso Guerra y otros dirigentes históricos del partido –el PSOE hace encuestas casi diarias sobre todos estos asuntos–, solo cabe ver cómo se vende ante la opinión pública el tema de la amnistía al independentismo catalán, sea cual sea el nombre más o menos eufemístico que se haya buscado para la ley que dé cobertura a este asunto, cuál es su alcance, su formulación definitiva y el relato –el relato, claro, el relato– que lo acompaña (si bien Oriol Junqueras no tiene ningún reparo en hablar de "amnistía" y de que la misma está pactada ya en los apoyos a Francina Armengol como presidenta del Congreso).
Pedro Sánchez, que ha estado unos días en Nueva York, en la Asamblea de la ONU, entiende que tras el esfuerzo del Gobierno con el idioma catalán en Europa, lo ocurrido en el Congreso y todo lo que está hablado por detrás, el camino con Junts está expedito y que, igual que se buscará un término equívoco respecto a la amnistía, se hará algo similar con la ‘vía unilateral hacia la independencia’ a la que Junts dice no poder renunciar ante su electorado.
Se trata, en definitiva, de un trabajo de ingeniería política, judicial e incluso lingüística que Sánchez se ve plenamente capacitado para pilotar con éxito, por mucho que otra vez, una vez más, haga crujir con sus decisiones las cuadernas del Estado.
El único problema que ven los socialistas está en la rivalidad entre ERC y Junts. Una petición de última hora que sea inasumible, un gesto fuera del guion, un arrebato... eso es lo único que puede truncar una operación que está, si no atada al 100%, mucho más cocinada de lo que se ha dejado entrever hasta ahora.
