Pactos del PP con Vox: de fresa, limón y menta

Los acuerdos que van cerrando ambas formaciones son de todo tipo, lo que hace plantarse si es una estrategia, si es fruto de la libertad en cada autonomía o de la improvisación

María Guardiola, en el centro de la imagen, en la junta directiva nacional del PP.
María Guardiola, en el centro de la imagen, en la junta directiva nacional del PP.

Como aquella frase antigua para referirse a los helados –de fresa, límón y menta– y que pasó al acervo popular para referirse a algo que tiene distintos enfoques o soluciones, las negociones y los pactos entre PP y Vox de cara a la formación de gobiernos autonómicos están arrojando por ahora todo tipo de resultados, lo que lleva a plantearse distintas cuestiones. ¿Se trata de algo debido a la libertad con que cuentan las federaciones de estos partidos (bueno, Vox no está organizado de esa manera) a la hora de negociar? O, por contra, ¿se trata de distintas partes que pueden parecer independientes pero que, como si fuera un mecano, forman parte de una estrategia global, es decir, aquí te aprieto, aquí cedo de manera deliberada? Ah, y también podría ser fruto de la improvisación, por cierto.

De momento, a la espera de lo que ocurra en otras comunidades autónomas, tenemos un 'acuerdo exprés' en la Comunidad Valenciana que incluye la entrada en el gobierno de la formación de extrema derecha; otro, en Baleares, que por el momento le da a Vox la presidencia del Parlamento sin que entre en el gobierno y, por último, en Extremadura hay una rotura de negociaciones y una amenaza por parte del PP ni más ni menos que de repetir las elecciones. A eso se le llama negociaciones de amplio espectro, como se puede ver. 

Lo que está claro es que, jugándose, efectivamente, mucho PP y Vox en la configuración de los gobiernos autonómicos en los que pueden sumar, lo cierto es que no hay que olvidar –seguro que los dos partidos lo tienen muy presente– que dentro de escasamente un mes son las elecciones generales y, según todas las encuestas, salvo la del CIS, la suma de los resultados de ambas formaciones podría arrojar mayoría absoluta. Si este es un ensayo, es muy difícil extraer conclusiones. 

Mientras, en efecto, el tema de la violencia machista –a buena parte del PP 'violencia de género' también le cuesta– sigue siendo el eje clave del debate preelectoral, con la candidata extremeña del PP, María Guardiola, siendo tajante al respecto de este asunto, y con el propio Alberto Núñez Feijóo, al borde del patinazo al decir que la violencia machista –su rechazo, su lucha– es un tema que se da por sobreentendido en cualquier acuerdo. Lo cierto es que términos como "violencia intrafamiliar", que suele ser el preferido por Vox para este problema, se ha abierto paso en Valencia y se le ha frenado en Extremadura. Por ahora. 

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