Lo sabe la oposición y lo intuye la opinión pública: el mal llamado ‘Zendal andaluz’ no es comparable al Enfermera Isabel Zendal madrileño, como incomparable es Moreno con Ayuso. Las comparaciones, odiosas por sí mismas, no resisten entre ambos, como tampoco se puede equiparar el hospital ‘milagro’ madrileño de los 100 millones (que se sepa) con la recuperación de un antiguo hospital militar que lleva esperando integrar la nómina de complejos hospitalarios del SAS desde 2004.
Un proyecto que se remonta a casi veinte años de abandono, que ya era un hospital, y al que anteriores gobiernos de la Junta nunca metieron mano porque los recortes durante el austericidio, también sobre aquella joya de la corona que era la sanidad pública andaluza, lo impidieron. No son comparables porque el Hospital de Emergencia Covid-19 de Sevilla aspira a acabar convirtiéndose en un Hospital General del SAS, mientras que el Zendal se ha ‘vendido’ como un Hospital de Pandemias (lo cual por sí mismo resulta aterrador). No son comparables porque mientras Moreno, guste más o menos, sea mejor o peor gestor, al menos trata de aparentar moderación, mesura y templanza, lo de Ayuso, en cambio, es una caja de bombas, incontinencia verbal que parece jugar cada mañana a una ocurrencia nueva con la que llamar la atención. El primero podrá equivocarse, la segunda parece hacerlo adrede como estrategia para copar titulares.
El nuevo hospital de Sevilla, fruto de un proyecto antiguo, se ha abierto en tiempo récord (y eso es verdad), y cuenta, actualmente, con siete de sus trece plantas operativas, lo que significa en torno a un 50% del edificio, que albergan ya 144 camas para hospitalización y 25 camas para la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Además, cuenta con 282 profesionales en esta primera fase, "algunos extrabajadores o médicos formados" en este mismo hospital, tal y como ha apuntado la Junta andaluz. Todo ello, con una inversión de 34,5 millones de euros, de los que 15,6 millones se han destinado a obras; 6,4 a equipamiento y 12,5 a personal. El faraónico Zendal, en cambio, cuenta con "hasta 1.000 camas que irán poniéndose en servicio según las necesidades, y hasta 50 de UCI". La Comunidad de Madrid, que ha dado orden de no contratar a profesionales que se nieguen a trabajar en el Hospital Isabel Zendal, contabilizaba en el último dato que ofreció unos 600 profesionales desplegados en el centro sanitario de Valdebebas.
El presidente andaluz ha reconocido que han llegado hasta el hospital profesionales sanitarios del Hospital Virgen del Rocío, pero que ese ‘santo’ no se desvestirá y habrá nuevas contrataciones para cubrir los huecos que se hayan quedado en plantillas siempre insuficientes. Las cifras y el proyecto son incomparables. Tanto es así que realmente lo único con lo que hasta ahora ha protestado la oposición es con la externalización del servicio de limpieza del nuevo centro hospitalario. Una crítica que se hace con la boca muy pequeña después de años y años de privatizaciones en el SAS, ya fuera con el mantenimiento de complejos sanitarios, con lavanderías, Salud Responde o derivaciones a hospitales privados con facturas infladas —colonoscopias o ecografías pagadas con dinero público entre un 133% y un 150% más caras que los precios de mercado: esto ha ocurrido—. Si hay letra pequeña o la gestión es un desastre el tiempo lo dirá, pero hasta nueva orden, inaugurar un nuevo hospital en la sanidad pública andaluza, en pandemia o sin ella, es una buena noticia.
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