Derechista libertario. Ultraliberal. Ultraderechista. Populista de derechas. Ultraconservador. Trumpista. Anarquista de derechas (sic). Anarcocapitalista (más sic). Todos estos epítetos se han podido leer en las últimas horas en los medios de comunicación para referirse a Javier Milei, el ganador de las elecciones primarias en Argentina con más del 30% de los votos a favor de su formación, La Libertad Avanza.
Javier Milei es un economista de Buenos Aires de 52 años que hace poco que está en política activa (diputado en el Congreso desde 2021) y que lleva bastante tiempo más como agitador y polemista, tanto en Tv como en redes sociales. Es inevitable hacer un pequeño comentario acerca del aspecto -digamos, llamativo- de Milei y de su verbo florido y faltón, provocador y radical, ya que todo ello ha contribuido a crearse una imagen muy reconocible en medios de comunicación y redes sociales y a que se le identifique como una persona antisistema… desde la derecha.
Sería fácil decir que es el aspirante a ser el Donald Trump argentino, que algo de eso hay, por supuesto, pero también se trata de una persona formada que enlaza con las propuestas ‘libertarian’ tan en boga en Estados Unidos y que en Europa tradicionalmente han resultado siempre de difícil traducción, ya que tomar literalmente dicho término –libertario- nos lleva a una expresión que está por tradición ligada al anarquismo, al comunismo libertario, movimiento de izquierda al que lo único que le puede unir, con muchos matices, es su desconfianza del estado como motor social y la prevalencia de la libertad individual.
Milei, así por encima, está a favor de la menor estructura de estado posible, por reducir significativamente el gasto público, está en contra del aborto, está a favor de ‘dolarizar’ (otra vez) la economía del país y, sobre todo, está contra la “clase política”, como la llama, que lleva años turnándose en el poder en Argentina, desde la caída de la dictadura, ya que no hace distingos entre el centro derecha y el peronismo. También está contra el fuerte poder socioeconómico que conservan los sindicatos.
En realidad, de donde bebe el voto de Milei es del hecho de que Argentina es un país al que las crisis económicas cíclicas (y la propias) le golpean sobremanera, con una inflación galopante que pagan siempre una empobrecida y menguada clase media y la obrera especializada. Sus votantes han visto durante la campaña electoral más de lo mismo en las otras formaciones y en su evidente desparpajo encuentran propuestas audaces, distintas, que, de llevarse a cabo, eso sí, probablemente terminen por llevar al país definitivamente al abismo…
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