Juicio de Nueva Rumasa: la tragedia griega de los Ruiz-Mateos

Los seis hijos de José María Ruiz-Mateos mantienen la misma línea de defensa: todos responsabilizan a su padre de la gestión empresarial y, por tanto, de lo que se haya hecho con los pagarés con los que se financió

Una imagen del interior de la Escuela de FP de Rumasa.
Una imagen del interior de la Escuela de FP de Rumasa. MANU GARCÍA

Esta semana ha comenzado a juzgarse en la Audiencia Nacional a los seis hijos varones de José María Ruiz-Mateos, acusados de estafa, blanqueo de capitales, alzamiento de capitales y contra la hacienda pública durante su gestión de Nueva Rumasa.

Los seis hermanos están manteniendo una estrategia común: la de culpar a su padre (fallecido en 2015) de todo lo relacionado con la gestión y presentarse a sí mismos como simples empleados del grupo empresarial, en ningún caso directivos o consejeros, es decir, que durante todo ese tiempo fueron ajenos a la toma de ningún tipo de decisiones, incluidas las emisiones de los famosos pagarés para financiar el grupo.

Las acusaciones son muy graves, ya que podrían acarrear penas de cárcel de hasta 16 años, tal y como solicita el fiscal.

Se trata de un juicio que, de alguna manera, trasciende a los acusados, ya que se trata también de un juicio definitivo –a eso ha ayudado la propia estrategia de defensa de los encausados– sobre la figura de José María Ruiz-Mateos, un juicio que, en la provincia de Cádiz, sobre todo en Jerez y municipios cercanos, se sigue con especial interés, ya que son cientos las familias que perdieron buena parte de sus ahorros tras invertir en Nuevas Rumasa. Estos inversores se animaron, es cierto, por los altos intereses que se ofrecían, pero también por la presencia de alguien como José María Ruiz-Mateos que hasta este descalabro definitivo y pese a los problemas que ya tuvo con la justicia tras la expropiación de la primera Rumasa, conservó de alguna manera una imagen positiva, una especie de aura de víctima, tanto entre sus propios trabajadores como en buena parte de las clases medias jerezanas.

Hay algo de tragedia griega en la defensa de los hermanos Ruiz-Mateos. Si los seis hijos se salvan a costa del padre, la figura de José María Ruiz-Mateos quedará manchada para siempre.

¿Y qué ocurrirá con las auténticas víctimas, las más de 4.000 personas que suscribieron los pagarés? Pues no hay visos de que aparezca el dinero, ni mucho ni poco de los 377 millones suscritos. Eso sí, los hijos han anunciado que compensarían a los afectados con el dinero de Rumasa, si tras la sentencia del pasado verano finalmente arranca una nueva ronda para fijar el justiprecio de las empresas expropiadas hace ya más de cuarenta años, pero eso ya…

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