El 17 de mayo es el de Día Internacional contra la LGTBIfobia. Puede que parte de la sociedad española piense que esta celebración hoy por hoy no es necesaria, pero siempre conviene detenerse un momento y seguir llamando la atención sobre ideas y comportamientos que se traducen en discriminación y abusos para las personas homosexuales, transexuales y bisexuales “ya que –tal y como enfatiza el Ministerio de Igualdad– aún siguen registrándose casos de violencia y acoso por la orientación sexual y/o identidad de género”, a la vez que, en clave positiva, se pretende seguir avanzando en la aceptación social y en los derechos del colectivo.
La idea de este Día Internacional es recordar que en algunos países la homosexualidad sigue estando penada directamente con la cárcel e incluso la muerte, pero sin dejar de recordar que en Occidente siguen existiendo delitos de odio y discriminación a causa de la orientación sexual.
Este Día Internacional comenzó a celebrarse en 2005, con manifestaciones y otros actos de protesta en distintos países, en defensa de los derechos de las personas homosexuales, transexuales y bisexuales. Hay que tener en cuenta que, como señala el propio Ministerio, fue solo en 1990 cuando la homosexualidad dejó de ser considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) una enfermedad mental.
Obviamente el 17 de mayo es una jornada reivindicativa en todo el mundo, pero no deja de ser un hecho que España es uno de los países más avanzados en cuanto al reconocimiento de los derechos de este colectivo. Hace ya casi veinte años (2005) que se aprobó el matrimonio igualitario –fue el tercer país del mundo en reconocerlo y regularlo jurídicamente– y desde entonces se han ido sucediendo distintos hitos en cuanto al reconocimiento explícito de la igualdad plena de este colectivo, el último de los cuales fue en 2023, con la Ley para la Igualdad real y efectiva del colectivo en el que además de un marco común para las personas LGTBI se dota de un marco específico a las personas trans. Jornada, en definitiva, necesaria, de reivindicación del colectivo, pero también de reconocimiento del largo camino ya recorrido.
