EDITORIAL

"Qué se jodan!", gritó Andrea Fabra, la diputada hijísima de Carlos Fabra, hoy cumpliendo pena de cuatro años de la cárcel por defraudar cerca de 700.000 euros a Hacienda. Ambos son compañeros de partido de la alcaldesa de una ciudad, Jerez, que bordea los 34.000 desempleados y desempleadas. De una ciudad, como el resto de España, que también se ducha cada mañana con el discurso de la recuperación y los brotes verdes con los que el Partido Popular pretende regar todo este 2015 multielectoral.

Nada más lejos. La noticia de una salvajemente precaria oferta laboral en Jerez, publicada en exclusiva por La Voz del Sur y que ha corrido a la velocidad de la luz por redes sociales y medios nacionales -hasta el punto de que programas como Espejo Público, Las mañanas de la 1 El Intermedio han contactado con este medio para lograr contactar con la afectada-, deja al desnudo la cruel realidad que ya sabíamos o intuíamos. Después de seis años de crisis oficial, la única salida laboral digna para miles de jerezanos en paro, muchísimos de ellos jóvenes muy cualificados, es hacer las maletas o aceptar trabajos basura.

Durante el pasado año, casi 97 de cada 100 contratos que se firmaron en el municipio fueron temporales, lo que da una idea de la volatilidad de un mercado laboral jerezano en ruinas, hiperdependiente de la estacionalidad y los servicios, con una alamante desertización industrial y una serie de proyectos estratégicos totalmente paralizados sine die. Sin margen de reacción por parte de un gobierno municipal a salto de mata y obsesionado con el titular de prensa, la ciudad malvive con un empleo precario y unas ofertas tan execrables como la publicada por este medio. Puede que el gobierno local venda que hay 1.000 desempleados menos -4.000 más desde 2011- en la ciudad, pero, ¿con qué garantías, con qué condiciones, con qué estabilidad...? ¿De verdad alguien puede creerse lo del cambio de tendencia?

https://www.youtube.com/watch?v=7ji9gBZ8CR4

La sociedad no puede conformarse con el concepto de trabajador pobre, esa nueva clase social que emerge con virulencia en Europa compuesta por personas empleadas que ni aun así son capaces de escapar de la pobreza. Con una pérdida alarmante de poder adquisitivo, derechos y perspectivas de desarrollo, la reforma laboral del PP ha sido el condimento perfecto para llegar a la situación actual, donde el espejismo de las cifras confunde un desierto donde habrá mucha arena que tragar mientras otros nos sigan gritando día tras día que nos jodamos. Aquí conviene no olvidar que los ricos han crecido un 27% en España durante la crisis. ¿Qué crisis?

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