Gasolina, electricidad, gas: un verano de subidas en la energía

Está por ver si estos incrementos se deben al 'factor estival' o si a la vuelta de las vacaciones continúan y terminan por tener efectos contraproducentes en la inflación y el conjunto de la economía

Repostando gasóleo en una estación de servicio.
Repostando gasóleo en una estación de servicio. MANU GARCÍA

Gasolina (y gasóleo), gas y electricidad llevan dos meses con claras subidas que empiezan a ser preocupantes para la economía, ya que hace inevitable pensar en que pueden acarrear un repunte de la inflación, ahora que parece que está controlada, e incluso un deterioro de la producción industrial y el empleo, que vienen de soportar razonablemente bien el anterior pico de crisis energética.

Como se dice popularmente, a lo tonto, el precio de la gasolina lleva casi dos meses de subida lenta pero imparable, hasta el punto de que en muchas estaciones de servicio está entre 1,70 y 1,75 (sin plomo 95) euros, es decir, estamos en los mismos niveles de precio que el verano pasado, justo cuando España ­–y toda Europa– atravesaba lo peor de la crisis energética, por lo que el Gobierno se vio en la necesidad de activar la bonificación de los veinte céntimos/litro que estuvo vigente buena parte del 2022.

Tras un invierno y una primavera contenidos, con precios que en algún momento llegaron a tocar los 1,30 euros ya sin bonificación, fue comenzar el verano y, si no dispararse, que no ha sido así, dar inicio el lento goteo al alza de los precios hasta llegar a las cifras expuestas más arriba.

Evidentemente existe un ‘factor verano’, ya que ocurre todos los años e incluso esta subida siempre se intensifica en momentos señalados de las vacaciones, caso del puente de la Virgen y las operaciones salida y retorno, pero hay temas importantes de fondo. La OPEP, la organización que agrupa a los países productores de petróleo, ha reducido la producción, en parte para mantener alto el precio del barril y en parte porque se pensaba que la desaceleración económica iba a ser superior a la que finalmente ha habido y, en consecuencia, la demanda no ha caído tanto como se esperaba.

Como los carburantes, el precio de la electricidad también ha ido escalando posiciones poco a poco, hasta situarse en 133 euros el mega watio/hora (precio medio del jueves 24 de agosto). Está lejos de las cifras de 2022, pero es un hecho que el precio de la luz ha comenzado a escalar posiciones. El fuerte calor, la falta de viento (menor energía eólica) y las menores disponibilidades hidráulicas hace que entren otros generadores más caros, caso del gas.

Precisamente la subida del gas es mucho más difícil de explicar, ya que todo apunta a que el mercado se ha agitado tras una serie de huelgas en el sector… de Australia y determinados problemas en la distribución mundial por barco. Y eso pese a que en este momento Europa tiene ya completamente llenos los depósitos de cara al invierno, una de las primeras lecciones que ha extraído de la guerra de Ucrania.

Habrá que esperar al otoño para ver si estos incrementos forman parte del ‘todo vale’ en que se ha convertido el verano o si, por el contrario, son un repunte serio de la crisis energética de 2022 y termina teniendo una incidencia negativa en el conjunto de la economía.

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