Feijóo ante la investidura: tan cerca, tan lejos

Desde un punto de vista estratégico y pese a que no le den los números, ha hecho bien el líder del PP en aceptar el reto, al que llega pleno de moral tras el éxito de la convocatoria del domingo en Madrid

Núñez Feijóo, rodeado de los anteriores presidentes del Gobierno del PP, el pasado domingo en Madrid.
Núñez Feijóo, rodeado de los anteriores presidentes del Gobierno del PP, el pasado domingo en Madrid.

Alberto Núñez Feijóo afronta en cuestión de horas el debate y la votación más importantes de su vida en política. Ha llegado el momento de la ceremonia de investidura, después de que el candidato del PP aceptara la encomienda del jefe del Estado, Felipe VI, de intentar formar gobierno como ganador de las pasadas elecciones generales.

Feijóo también llega espoleado tras la exitosa manifestación del domingo en Madrid. Se quería evitar, por un tema de plazos legales, que de tener que repetir finalmente las elecciones, las mismas se celebraran en las Navidades, lo que ha llevado a alargar los plazos sobremanera y que el mes largo que dio la presidenta del Congreso, Francina Armengol, efectivamente se haya hecho larguísimo.

Durante este período, Feijóo, tal y como se esperaba, ha sido incapaz de conseguir los cuatro votos que necesita para obtener su investidura. Los cinco votos del PNV fueron el objetivo ‘número 1’, pero los nacionalistas vascos han decidido no moverse del denominado bloque de progreso que encabeza el PSOE. Incluso, los populares llegaron a ofrecer a los socialistas ir a una legislatura corta, en la que sacar adelante un limitado número de asuntos de Estado y volver a verse las caras en las urnas en un par de años, algo que lógicamente fue rechazado por Sánchez, que incluso contraatacó solicitando la renovación de los órganos del poder judicial que siguen pendientes.

Pese a ser la crónica de una derrota anunciada, desde un punto de vista estratégico, es evidente que Feijóo ha hecho bien aceptando ir a la investidura y, de alguna manera, hacer valer su condición de ganador de las elecciones. No hay que remontarse mucho en el tiempo para comprenderlo: probablemente la negativa de Inés Arrimadas de acudir a la investidura a presidenta de la Generalitat tras ganar las elecciones fue el principio de la gravísima crisis que vive Ciudadanos.

Además, siempre ha estado ahí la posibilidad de que haya repetición de elecciones –una opción que se ha ido diluyendo a lo largo de la semana pasada–, algo que redoblaría la decisión del líder del PP de acudir a la investidura, pese a sabiendas de que la va a perder.

Lo que está por ver es si Feijóo va a desgranar un discurso puro de acción de gobierno, tal y como correspondería a un candidato con opciones o, por el contrario, va a introducir ya algunos elementos más de oposición, tal y como todo indica que le va a corresponder a su partido los próximos años… o meses, ya que el gobierno que pueda formar Pedro Sánchez no lo va a tener nada fácil. Lo que está claro es que el eslogan que vertebró todo su discurso del domingo en la movilización de Madrid, España como país de ciudadanos libres e iguales, volverá a hacerlo en la investidura.

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