El disparate de la Media Distancia: trenes semivacíos que en teoría van llenos

El Gobierno no subsana los problemas derivados del mal uso de los abonos a los que acceden distintos grupos de usuarios, a los que no les perjudica reservar varios viajes en un día para finalmente utilizar uno solo

Un tren de media distancia en la estación de Jerez.
Un tren de media distancia en la estación de Jerez. CANDELA NÚÑEZ

Se trata de un problema nacional, pero que con toda seguridad tiene en el eje Cádiz-El Puerto-Jerez-Sevilla uno de sus puntos negros. De los más negros, cabría decir. Se trata de la red de Media Distancia de Renfe, que se encuentra literalmente colapsada desde que el Gobierno introdujo las bonificaciones a distintos colectivos dentro del llamado 'escudo social' (en Cercanías el problema con estos abonos es mucho menor). No se trata de criticar la medida, que como tal no está mal y favorece, por ejemplo, a la economía de los más jóvenes y de sus familias, sino cómo se está aplicando, que lleva consigo un grave deterioro de la calidad y de la funcionalidad de este transporte público e incluso, yendo más allá, de la libertad de desplazamiento de las personas.

Esta medida ha sido recientemente renovada por el Gobierno cuando todavía estaban en funciones, sin que por ahora se vislumbre ningún ajuste en su aplicación. El problema radica en que los usuarios pueden reservar un número de plazas que luego no utilizan, es decir, para realizar un único viaje reservan dos y tres y... de horarios similares que, al final, no aprovecha nadie. Se crea una auténtica 'bola' de reservas que termina impidiendo a usuarios ocasionales obtener billete, porque no hay disponibles. Los trenes van teóricamente llenos a rebosar, no se puede acceder a ellos, pero en realidad, las más de las veces, van medio vacíos. Un auténtico disparate, vaya, que se denunció en un principio en los medios de comunicación y que ha ido cayendo en el olvido, igual que la participación proactiva, al principio, de los interventores de los trenes, espectadores directos de la magnitud del asunto, que no se ha solucionado en absoluto después de los retoques que 'maquillaron', sin más, los problemas sobrevenidos que causan, porque al final a nadie le 'duele' el bolsillo.

Lo cierto es que eso de "vamos a echar el día a Sevilla" o, al revés, a Jerez o a Cádiz, es hoy por hoy casi imposible en tren o cuestión de suerte si no se hace la reserva con días de antelación, lo que, al final, no deja de ser algo coercitivo para la libertad de las personas, en un contexto social además en el que se pide –y, de hecho, los ayuntamientos directamente disuaden– que el vehículo privado su utilice lo menos posible. Y teniendo siempre en cuenta el absurdo de que los trenes, salvo excepción, nunca van llenos, hay que insistir.

Además, los trenes entre la provincia de Cádiz, Sevilla y hasta Jaén llevan varios meses también acumulando problemas de retrasos por distintos motivos –sobre todo varias obras– que también inciden en la calidad del servicio.

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