Dando una pensada al futuro del palacio Riquelme

El gobierno municipal de Pelayo hace bien en esperar a ver informes técnicos sobre el estado real del edificio antes de ir proclamando posibles usos que luego podrían, como ha ocurrido otras veces, quedar en nada

Una de las visitas guiadas a la casa-palacio de Riquelme.
Una de las visitas guiadas a la casa-palacio de Riquelme. MANU GARCÍA

El gobierno municipal tiene intención de hacer algo con la casa-palacio de Riquelme, en la plaza del Mercado, pero no tiene muy claro el qué. Eso, en realidad, debe interpretarse como una buena noticia, porque por una vez no va 'la carreta delante de los bueyes', algo tan habitual en la política jerezana.

Los propios técnicos municipales, que acompañaron a la alcaldesa Pelayo y a otros concejales en una reciente visita, se esforzaron por hacer ver a los políticos que lo primero que hay que hacer con el palacio Riquelme es una evaluación de cómo se encuentra exactamente y a partir de ahí establecer, con el diagnóstico en la mano, qué se podría hacer, qué dotación se podría acometer con lo que se pueda salvar de este edificio que data del siglo XVI. El gobierno municipal parece compartir la sensatez de los técnicos ya que, de hecho, iba sin una idea preconcebida sobre el futuro del palacio.

Siendo alcalde Pedro Pacheco ya se planteó la reivindicación del edificio para equipamiento municipal –dentro de aquel famoso plan de los 1.000 millones– pero no se encontró financiación. Pasaron los años y el resto de gobiernos, pues sí, le han dado una pensada, pero ya, sin mayores propuestas en realidad, ni viables ni inviables. De hecho, la ‘última’ sobre el palacio, la de las visitas guiadas para que la ciudadanía conociera de primera mano el estado en que se encuentra tan singular edificio –visitas que se llevaron a cabo durante varios fines de semana de la primavera– suponía, de facto, la certificación pública por parte del anterior gobierno municipal de que se trata de un conjunto ruinoso y poco más. Y no. Aquello no fue una idea, fue más bien una ocurrencia. No es el caso del PP, que por ahora hace bien en esperar a ver qué dicen los técnicos sobre el estado del edificio y, llegado el caso, qué podría albergar, antes de empezar con que si será un museo o un centro de interpretación de esto o de lo otro.

También acierta el PP en pensar en que sea lo que sea lo que se puede hacer con el palacio Riquelme, tras una restauración total o parcial, sea algo que sirva para dinamizar una zona deprimida desde el punto de vista socioeconómico, como es el barrio de San Mateo. Tras el fiasco de la Ciudad del Flamenco y su sustitución parcial por medianías, como simplemente hacer una remodelación de la plaza Belén, la rehabilitación de algunas casas para apartamentos turísticos y poco más, desde el gobierno municipal se entiende que los vecinos y negocios de la zona deben verse favorecidos por la inversión que se acometa.

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