Un puesto de flores, en Sevilla. FOTO: JOSÉ LUIS TIRADO (www.joseluistirado.es)
Un puesto de flores, en Sevilla. FOTO: JOSÉ LUIS TIRADO (www.joseluistirado.es)

El 2021 no da tregua.

Enero está siendo muy difícil. Nada más empezar el año las noticias siguen siendo malas, muy malas. Todos sentíamos un cierto anhelo, una aspiración. El ansia, si quieren una pretensión  y demás sinónimos que colocar al horizonte  de  nuestras vidas.  Sin embargo, el túnel no tiene la luz que necesitamos para que nos alumbre el final del camino. Podemos ver un reflejo a lo lejos que viene y va. Pero poco más.

Luego para encontrarme que, a veces, ando perdida ante tanta verdad desbocada.

Ante tanto récord de contagios. Ante las noticias de la OMS que anuncia semanas más duras... repaso pensamientos, del dramaturgo y poeta español Antonio Machado,  para serenar mi espíritu.

Si es bueno vivir todavía es mejor soñar y lo mejor de todo despertar.

O este otro que nos habla de la esperanza

hoy es siempre todavía.

esta frase que nos hace pensar más allá de hoy.

Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana ni el ayer escrito.

Después con firmeza me acerco al poeta Felipe Benítez Reyes y encuentro el poema Palabras privadas:

Nos hemos hecho daño y el tiempo ya no pasa indiferente.
Por qué es tan alto el precio del olvido no sabemos...

Y sigo leyendo mientras me ayuda a reflexionar su Elegía

Todo lo perderé salvo el recuerdo de los días aquellos luminosos en que la vida aprisionaba con firmeza.

O bien me paro en este otro: Dos bocetos de Elegía.

A veces, el sentimiento de felicidad se vuelve amargo, porque va contra el tiempo y el tiempo es el monarca que tiene como lema soberbio el de seguir hasta el final, sin detenerse en los desesperados espejismos.

En olas de frío la poesía te acoge, te abraza y así, buscando entre algunos encuentro Metales Pesados de Carlos Marzal, y en sus Cálculos infinitesimales leo: 

En una lejanía inapropiada para nuestra penosa sensatez, ya han muerto las estrellas que miramos.

(...) y el caso es que no importa que no podamos ser, porque hemos sido; no importa que en ti no pueda estar, porque ya estuve.

Y así vamos, cada uno a  su manera intentando ser feliz como convenga, ofreciéndoles  poemas con pequeñas dosis de serenidad.

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