Ciegos en medio de la luz

Preferimos pensar que son casos aislados, ocurridos en lugares remotos, a manos de seres que llevan el mal escrito en la frente

La playa de Garrucha, donde se encontró el cadáver del niño.
10 de diciembre de 2025 a las 09:45h

El gran poeta Pedro Salinas escribió “…de pronto en un instante podemos quedarnos ciegos en medio de la luz, muertos en medio de la vida,…”. Siempre que pienso en la playa, pienso en niños jugando en la orilla, en sus risas, en sus manos que construyen un castillo, en ese modo de disfrutar que solo se tiene a determinadas edades, cuando el mal es desconocido y el abrigo de los adultos parece irrompible.

Hasta tal punto que la playa representa para mí esa libertad absoluta, en la que ni el tiempo ni las normas existen; un lugar de luces infinitas donde todo está bien y ni el horror ni la muerte existen. Infancia y playa son la unión perfecta, natural, la relación inquebrantable que –aunque solo sea en el recuerdo– se mantendrá de por vida.

Son momentos en los que el espíritu de protección que tenemos los adultos se suaviza y podemos vigilar y disfrutar casi al mismo tiempo, como si pudiésemos controlar que nadie empañe la felicidad de la infancia. De algún modo, los niños y niñas de la playa parecen bajo la supervisión de todas las personas adultas, sin importar lazos familiares o de amistad. Es una forma de volver a las comunidades primitivas, de entender que somos responsables de las vidas que se están desarrollando ante nuestros ojos.

Fuera de la playa, tras los muros de cada vivienda, la existencia puede discurrir de otra forma, de un modo monstruoso, tan impensable que nadie quiere imaginarlo, ponerle nombre a un indicio, una sospecha, un rostro de dolor o de miedo. Preferimos pensar que son casos aislados, ocurridos en lugares remotos, a manos de seres que llevan el mal escrito en la frente. Tiene que ser así, cómo si no puede ser que se mate a un niño y se haya abusado de él.

Un día la luz se apaga y los castillos se destruyen; un día la vida se rompe antes de madurar, deja de ser poderosa, de parecer eterna. Y la playa es un abismo insondable que alberga el cuerpo de un niño muerto.