¿Dónde está el futuro?

Foto Francisco Romero copia

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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Alegato a favor de los estudios tecnológicos.

En tiempos de crisis y zozobra económica como los que vivimos, todos nos preguntamos qué nos deparará el futuro. Aunque nadie es ajeno a esta pregunta, esta incertidumbre cala más en nuestros jóvenes, sobre todo en aquellos que terminan etapas educativas y tienen que elegir su camino…. ¿Podré estudiar lo que me gusta? ¿Encontraré trabajo al acabar mis estudios? E incluso… ¿Qué voy a hacer el año que viene?

A las profesoras y profesores de Tecnología muchas veces nos toca ayudar a contestar estas preguntas. Ciertamente también a otros colectivos de profesores, pero lo que enseñamos en nuestras asignaturas ayuda a un amplio abanico de futuros profesionales a encontrar su vocación: ese circuito con esa bombilla y esos dos conmutadores hizo que a Antonio se le despertara el interés por ser electricista, y ese ascensor controlado electrónicamente hizo que Cristina se decantara por estudios que la llevarían a ser ingeniera electromecánica. Muchos, muchos chicos y chicas han encontrado en nuestra materia razones para decantarse por una profesión, tanto en estudios medios de Formación Profesional, como superiores, incluidas todas las ramas de la Ingeniería.

Por otra parte, múltiples indicios nos llevan a afirmar que los estudios basados en la aplicación práctica de las Ciencias, lo que llamamos genéricamente Tecnología, cobrarán importancia en el futuro: la impresión en 3D, la robótica, la inteligencia artificial, las nuevas fuentes de energía, los nuevos materiales, la nanotecnología, la integración de la electrónica y la mecánica en organismos vivos… Todo ello dará como resultado nuevas oportunidades laborales, nuevos nichos de empleo [1].

Es por eso que las consecuencias de la aplicación de la Lomce a nuestra área nos preocupan. Tan criticada desde diversos ámbitos, no sólo no permitirá a nuestro alumnado tener una formación más íntegra en asignaturas tan fundamentales como Música o Filosofía, sino que deja de poner el acento en los estudios tecnológicos; no sólo se sacrifica su carácter de obligatoria en la ESO sino que se defenestra de la opción de cuarto “iniciación al Bachillerato”, dándose la circunstancia que alumnos que pudiesen ser ingenieros/as en un futuro jamás estudiasen Tecnología en sus años de secundaria obligatoria. Asimismo, a estos mismos alumnos no podemos garantizar una formación suficiente en Bachillerato: también se reducen horas en asignaturas tan fundamentales como Tecnología Industrial, en las que se imparten las bases comunes a casi todas las Ingenierías.

Nuestras asignaturas, si la sensibilidad de nuestras administraciones educativas no lo remedia, quedarán críticamente mermadas; y con ellas, la garantía de una formación de calidad de nuestro alumnado.

Y si por sí mismo, lo dicho no fuese suficiente argumentación, en la alforja de las razones todavía nos quedan algunas más.

En los últimos tiempos, sociedades como la finlandesa nos hacen sentir envidia… ¡Qué resultados en los informes PISA, oigan! y suspiramos por parecernos un poco a ellos. Pues recientemente Finlandia abandona el método tradicional de enseñanza por asignaturas y se apunta al “método de proyectos”[2]. Mire usted la casualidad que las asignaturas de Tecnología han sido las únicas en el sistema educativo español que, desde sus orígenes, recogían en sus programaciones curriculares el método de proyectos como la metodología fundamental de las mismas.

En Tecnología no se corta maderitas; en Tecnología se piensa qué problema se quiere resolver, se diseña en función de unas especificaciones y/o un diseño, se analizan los materiales y procesos a usar, se corta maderitas si hace falta como parte de un proceso de construcción que puede constar de muchos y variados procesos más, se analiza el resultado y se evalúa el producto final [3].

Durante mucho tiempo hemos tenido que luchar, a veces con el ostracismo de parte de la Comunidad Educativa que infravaloraba nuestros métodos de enseñanza y el trabajo en el taller, defendiendo nuestro quehacer distinto al resto de materias tradicionales… ¿no tenemos ahora derecho a enarbolar con cierto orgullo una forma de trabajar que está siendo respaldada allí donde la Educación es más y mejor reconocida internacionalmente? ¿No es paradójico que cuando en otros países se apuesta por nuestra forma de trabajar en el nuestro se nos reste importancia y prácticamente se nos expulse al limbo de la optatividad en los curriculum?

Rebusquemos algo más en la alforja… Todavía quedan razones: una importante con la etiqueta STEM, el acrónimo en inglés de las palabras Ciencias (Science), Tecnología (Technology), Ingeniería (Engineering)  y Matemáticas (Maths) . Simplemente buceando un poco en la página principal de la coalición STEM [4] nos damos cuenta que en países como Estados Unidos se han percatado que los estudios derivados de estas cuatro disciplinas tienen una amplia proyección en el futuro económico del país: “La educación STEM debe ser una prioridad nacional”. “La futura prosperidad económica de nuestra nación está unida estrechamente al éxito de los estudiantes en materias STEM”. ¿Pretenderemos en nuestro país eliminar la T y la E del acrónimo cuando otros se han dado cuenta de que son un pilar educativo con proyección en el futuro económico de un país como Estados Unidos? Y no son los únicos actores que hablan en estos términos. En Europa, iniciativas como las llevadas a cabo por European Schoolnet[5] nos hablan de ello. En su página se afirma que “para el año 2020 se calcula que para mantener el crecimiento [económico] se necesitarán un millón adicional de investigadores”.

Además, muchos agentes sociales de nuestro país piensan que nuestra Sociedad avanzaría laboral y económicamente mejorando aspectos tales como la innovación, la investigación y el desarrollo sostenible. ¿Qué hemos estado enseñando en nuestras clases durante más de veinte años, si no? ¿En qué asignaturas se habla, explícitamente, de los avances tecnológicos que están presentes en nuestra vida diaria? [6] [7]

El famoso empresario estadounidense Henry Ford dijo en alguna ocasión: “El verdadero progreso es el que pone la Tecnología al alcance de todos.” Nosotros creemos que lleva razón. ¿Ustedes no? ¿Empezamos por la escuela?

[1] http://www.technologyreview.es/specialreports/specialreport.aspx?id=114

[2] http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/12/151201_finlandia_cambio_educacion_ab

[3] http://elblogdelprofesordetecnologia.blogspot.com.es/2010/01/metodo-de-proyectos.html

[4] http://www.stemedcoalition.org/

[5] http://www.eun.org/focus-areas/stem

[6] http://www.elconfidencial.com/tecnologia/2013-08-28/pesimista-cuatro-sectores-emergentes-que-lidera-espana_21766/

[7] http://www.expansion.com/2014/11/28/emprendedores-empleo/emprendimiento/1417200134.html

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