Me gustaría antes que nada mostrar todo mi apoyo a la ciudadanía jerezana y en especial a quienes han vivido en primera persona el drama causado por el incendio en Lomopardo y Cartuja, y otros lugares del mundo rural de Jerez. También el agradecimiento a los servidores públicos de FFCCSE, Infoca y Bomberos, que una vez más han demostrado su valentía y profesionalidad en la dura tarea de salvaguardar vidas humanas, así como el reconocimiento a los profesionales de la información que nos han tenido al día de cómo evolucionaban los acontecimientos; a todos, muchas gracias.
Pero a pesar de las tragedias la vida sigue y en ocasiones sorteando nuestra ya de por sí exigua capacidad de sorpresa. Publicaba este medio días atrás la reactivación de una cuenta de twitter durmiente, al estilo de las células de Al Qaeda, creada en 2020 y que entró en letargo hasta días después de las recientes elecciones andaluzas.
La cuenta, Hacer Psoe, desprende un tufillo susanista perceptible a lo lejos por su contenido, sus seguidores y su intencionalidad sectaria. La resurrección del susanismo digital ha encontrado, en una publicación en Instagram de Irene García, el argumento central para hacernos creer que Susana y sus seguidores más íntimos creen en la reencarnación y que la expresidenta puede renacer cual ave fénix de las cenizas del incendio que ella misma provocó. Quede claro que la exposición pública en redes de García en su Instagram y también en su Facebook es un bocado goloso para el canibalismo orgánico, que ya de por sí requiere de escasas motivaciones en situaciones como las que vive el Partido.
Pero más allá de los reiterados errores de García en sus redes sociales queda claro que el duelo que vive la familia socialista y sus votantes requiere un respeto que choca con ese exhibicionismo innecesario del que viene haciendo gala la política sanluqueña en sus momentos de relax con compañeras o en su asistencia a eventos musicales multitudinarios con su cohorte expresidencial. De ahí que los buitres que sobrevuelan el resultado electoral de Espadas hayan aprovechado un momento de la vida privada de ese grupo de amigas para convertirlo en un icono del canibalismo orgánico y una declaración de intenciones de la que se avecina, quizás a Irene, como a los adolescentes con castigo, habría que quitarle el móvil hasta que las aguas vuelvan a su cauce.
Se equivocan quienes desde esa cuenta de Twitter o desde cualquier otro ámbito crean que la reencarnación de Susana, además de imposible, sea la solución para curar los males que en estos momentos aquejan al Partido. Nunca la solución a una crisis interna fue proclamar la vuelta de zombis ilustres, como insinúa la cuenta insurrecta, más bien es necesario liquidar esas cuentas porque todo el mundo guarda fotos de momentos felices de sus adversarios.
Comentarios