Pudiera ser que el PP andaluz estuviera vendiendo la piel del oso de la victoria electoral de la mano de encuestas amigas que beben de las aguas del oráculo del Guadalhorce y que podrían estar generando una cierta euforia a priori que pudiera no corresponderse con los resultados a posteriori. Primero, porque el PSOE de Juan Espadas todavía no ha dicho la última palabra y harían muy mal los populares andaluces en enterrarlo vivo. Segundo, porque la confirmación de la candidatura de Olona por parte de la extrema derecha puede dar un impulso a las expectativas de Vox que iría claramente en detrimento de Juanma Moreno antes y después de las elecciones. Y por último, porque las urnas las carga el diablo y más aún en estos tiempos en los que la frivolidad política se ha adueñado de la comunicación social.
Pero no aventuremos posibles resultados y demos tiempo al tiempo hasta que los andaluces y andaluzas se pronuncien el próximo 19J. Ahora tocan las últimas hostilidades internas en la confección de las candidaturas que están dejando un reguero impresionante de despedidas de muchos parlamentarios y parlamentarias que lo han sido todo en sus Grupos desde hace bastante tiempo. Entre tantas despedidas algunas que sólo se pueden comprender, sobre todo en la bancada socialista, por la pretendida y oportuna, para quien la promueve, renovación que se está convirtiendo en una enfermedad terminal para hombres y mujeres con demostrada capacidad política y parlamentaria.
Pero los crímenes cometidos en nombre de la renovación no son patrimonio exclusivo del socialismo postsusanista, también el partido gobernante en la Junta va a aprovechar que el Guadalquivir pasa por Sevilla para llevar a cabo algunos ajustes de cuentas con los antiguos apoyos de Casado en la comunidad que ocuparon puestos relevantes en las anteriores elecciones. El nuevo PP de Feijóo va a comenzar la depuración del casadismo por las candidaturas andaluzas con la total complicidad y apoyo del presidente Moreno. Pocos casadistas se van a salvar de esa quema de brujas del inquisitorial PP de Feijóo y Moreno que llevó muy mal la intrusión de García Egea en las candidaturas de la anterior cita electoral.
Sea por unas razones o por otras las candidaturas de los dos partidos con mayores expectativas electorales a priori se pueden llenar de caras nuevas aunque sólo sea como atrezzo de los de siempre. Y mientras, la extrema derecha plantea jugar duro con la candidatura de Olona de la que poco importa que su único vínculo con Andalucía sea su acta de diputada en el Congreso por Granada. La influencer nostálgica pretende levantar las previsiones electorales de la extrema derecha andaluza con sus principales cualidades, la falta de respeto al adversario político, el insulto al diferente y su pretendida frescura que en ocasiones llega a la semántica barriobajera.
Y a la izquierda de la izquierda el micropartidismo sigue haciendo de las suyas dividido en dos bloques antagónicos, el de Adelante dirigido por Teresa Rodríguez y el de Unidas Podemos con candidatura aún por definir, que es lo mejor que le puede pasar a estas alturas. Lo que parece claro es que, a día de hoy, esta fragmentación de la izquierda ha abierto la puerta por la que tiene todos los visos que la extrema derecha entrará en el próximo Gobierno de Andalucía si Dios no lo remedia, y por lo que parece Dios está muy ocupado con la guerra de Ucrania y otros asuntos mayores.
Pero de aquí al 19J todavía nos quedan un montón de ferias por delante, comenzando por la de Sevilla en este mismo fin de semana, y la de Jerez en los próximos días. Ferias que van a ver como por momentos el albero de sus calles se convierte en la hoguera de las vanidades de la clase política en modo preelectoral, repartiendo besos y abrazos entre sus incondicionales como si el mundo se fuese a acabar con el apagón del alumbrado de cada recinto ferial mientras Olona luce su colección vip de faralaes.
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