Lo que mola es echarse al monte

El espíritu silvestre del presidente quedó al descubierto cuando afirmó que hay jueces que hacen política en el ejercicio de la dignidad que le ha concedido el poder judicial

06 de septiembre de 2025 a las 09:22h
Pedro Sánchez, en RTVE.
Pedro Sánchez, en RTVE.

Cualquiera que se detenga a observar la vida política española, no hace falta que sea un experto en la materia, fácilmente llegará a la concusión de que echarse al monte está de moda. Y lo está no sólo en la clase política llamémosle profesional sino también en buena parte de sus seguidores, de un bando y de los otros, que han convertido las redes sociales en un campo de batalla permanente donde pareciera que el objetivo es ingresar en el libro Guinness a golpe barbaridades conceptuales.

Y tan de moda está lo de echarse al monte que hasta el propio presidente Sánchez no pudo sustraerse a su pequeña, o no tan pequeña, escapada campestre en la entrevista que con motivo de la vuelta al cole de la clase política le hizo Pepa Bueno que también volvía a la que en otro tiempo fue su casa. El espíritu silvestre del presidente quedó al descubierto cuando afirmó que hay jueces que hacen política en el ejercicio de la dignidad que le ha concedido el poder judicial. Realmente resultaba innecesaria la incursión de Sánchez en ese terreno montañoso por cuanto buena parte de la sociedad española está convencida de que hay personas encargadas de administrar justicia a las que le puede su querencia ideológica, es verdad que son pocos, pero haberlos hailos.

Y el que no deja de sorprendernos con  sus frecuentes escapadas al monte, el medio natural de buena parte de sus paisanos, es el líder de la oposición Núñez Feijóo que firmemente convencido de que el roce hace el cariño se ha dejado seducir por su fiel escudero Tellado hasta el punto de creerse Tartalo, ese ciclope de la mitología vasconavarra que vive en las montañas y es conocido por su naturaleza terrorífica y alimentarse de seres humanos. La espantada de la apertura del año judicial ha sido el penúltimo desafío a las instituciones del que un día ya lejano fue el moderado presidente de la Xunta de Galicia. El espíritu bandolero se ha apoderado en el último año del eterno candidato del Partido Popular borrando cualquier rastro de sensatez en quien pretende un día gobernar el destino de nuestro país.

Pero quien realmente ha hecho del monte su medio natural es la presidenta madrileña Díaz Ayuso que sólo abandona ese entorno natural para bajar a dormir, como si de un tercer grado penitenciario se tratara, al ático del presunto defraudador fiscal. Ayuso se tiro al monte ya desde muy joven cuando sacaba a pasear a Pecas, el perro de Esperanza Aguirre, al que llego a abrirle una cuenta en redes sociales. La presidenta madrileña es la visión castiza de Parvati que es la diosa del monte en la mitología hindú  y se ha convertido en la monitora de montaña de Feijóo al que ha convertido en un amante empedernido de la política de ponerse fuera de la ley en partida insurrecta o bandolerismo que es como el diccionario de la RAE define lo de echarse al monte. Poco puede resaltar extraño el amor por el bosque de la presidenta porque como bien reza el refrán la cabra siempre tira al monte.

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