Por mucho que algunos se hayan esforzado el día después del 19J en negar la influencia negativa de lo nacional en las elecciones andaluzas, sobre todo las consecuencias de la crisis económica en los bolsillos de la ciudadanía, parece que se ha impuesto un análisis más objetivo hasta el punto de que el imperio, Gobierno de España, haya decidido un contraataque adoptando medidas que ayuden a convivir con la crisis no sólo para los vulnerables, como ya la acorazada mediática quiere hacer creer, sino para toda la ciudadanía.
La rebaja del IVA hasta el 5% es una medida que alivia las economías familiares por la vía de la factura eléctrica y que viene a unirse a la anterior rebaja del 21 al 10%, además del tope al gas que está suponiendo un ahorro medio del precio del kilovatio en torno al 11%. Estas son medidas universales y no dirigidas a ningún colectivo en particular en contra de lo que plantean algunas críticas obscenas al decreto anticrísis.
También tiene carácter universal la prórroga de la subvención de 20 céntimos por litro de combustible que no distingue entre el utilitario y el coche de superlujo teniendo en cuenta que buena parte de los vulnerables ni tienen vehículos. Y el abaratamiento del abono del transporte público en un 50% es otra medida universal en cuanto a los posibles beneficiarios que además de reducir sus gastos de transporte van a contribuir al ahorro energético tan necesario en estos momentos.
La limitación del precio de la bombona de butano tampoco va a distinguir entre chabolas o viviendas de lujo convirtiéndose así en otro elemento universal en el paquete de medidas gubernamental. Por eso cuesta trabajo leer hoy ya referencias periodísticas a una nueva clase social, la de los vulnerables, sobre todo si tenemos en cuenta que la pandemia todavía y ahora la guerra de Ucrania nos han devuelto a todos y todas la condición de vulnerables y en su máxima expresión.
Quizás moleste a algunos el hecho de que un Gobierno de centro izquierda cumpla sus compromisos con los sectores más débiles de la sociedad y acuden a expresiones tan deleznables como las de “la paguita” que sin embargo ellos mismo demandan con otros nombres más sofisticados para los sectores económicos de donde obtienen sus dividendos.
El paquete de medidas podrá ser más o menos completo pero de lo que no cabe duda es de que no tiene otra finalidad que la de aliviar las economías familiares, tan susceptibles de manipular políticamente en tiempos de crisis como los que vivimos. Conviene por tanto no frivolizar en exceso en el análisis de las medidas, sus destinatarios y su finalidad más allá de la receta de la derecha que sólo plantea la rebaja del IRPF, como siempre, para los que más ganan.
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